EL NOVILLERO, TRIUNFADOR INDISCUTIBLE EN LAS FERIAS DE LA SIERRA
Víctor Barrio: “He sido capaz de torear con gusto al toro bueno”
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Es uno de los nombres propios de la temporada. Su palmarés así lo demuestra. El novillero Víctor Barrio ha triunfado por donde ha pasado, dejando la vitola de ser torero importante. Triunfador en Madrid y en la Sierra. El segoviano ha conquistado a todas las aficiones: Moralzarzal, Guadarrama, Villalba, Collado Mediano... Su nombre ha estado en boca de todos y se perfila para ser alguien importante, condiciones para ello le sobran. 2010 queda marcado por la pureza y el valor de Víctor Barrio. Más que una promesa, toda una realidad para el próximo año.
El novillero hace un somero resumen de esta crucial temporada. “Ha sido una campaña muy bonita y positiva. He toreado 26 novilladas, cortando 57 orejas y seis rabos, y he sido triunfador de todas las ferias donde he participado. Pero dejando a un lado la estadística, me quedo satisfecho con mi evolución, ya que cada tarde me he sentido más capaz, más torero y artista. Lo que más me ilusiona es saber que el aficionado cree en mí. Comencé sin ambiente y sin contratos y luego el verme anunciado en todas esas ferias y con estos resultados es para estar muy contento, además de que supone un paso muy firme y seguro en mi carrera”.
Todo comenzó en junio, en Las Ventas, cuando consiguió dar un zarpazo muy fuerte que le valió muchísimo. “Ese encierro de Rehuelga fue muy importante. El ir sólo con dos novilladas, cortar una oreja y dar la vuelta al ruedo, estando muy cerquita de la puerta grande, hizo que los empresarios me abriesen un hueco en todas esas ferias”.
En la Sierra, Víctor Barrio ha arrasado, siendo el verdadero mandón, sin que ningún compañero le haya podido hacer sombra. “Soy segoviano y lo llevo en mi corazón, pero me siento un poquito madrileño, porque el triunfar en todas esas plazas, lo a gusto que me he sentido en esta zona y ver que me he ido ganando la confianza de todos los aficionados, ha sido algo precioso. Aquí sale el toro, pero a los novilleros en general se les paga y no nos cuesta dinero, y así he podido ir forjándome”, señala.
Son cuatro las tardes importantes que el segoviano guarda en su corazón, porque cada una tiene un distinto significado. “En donde más me acerque al toreo que yo siento, aparte del premio que me han dado, fue en Villaseca de la Sagra con un novillo de Torrenueva ante el que me olvidé del cuerpo. También en Collado Mediano y, por supuesto, la tarde de Madrid que me abrió las puertas. Igualmente en Guadarrama, por la importancia de la feria; el ambiente que había del mundo del toro en torno al festejo fue muy positivo y realzó el triunfo que no pude conseguir en la Feria de Otoño en Las Ventas. Con esta actuación volví a ganar crédito en una feria tan importante como la de Guadarrama, tanto a nivel personal como profesional”. Esa fue una tarde de gran competencia porque se medía con Juan del Álamo, otro gallo de 2010, y el balance se saldó con cinco orejas y el trofeo que se otorga. “Era un día muy importante por la rivalidad que había con otro novillero destacado del año. Demostrar que ante esos retos y en esas plazas importantes soy capaz hizo que me subiera la moral porque lo necesitaba”.
Pero la verdad de la carrera de Víctor Barrio es demoledora. Junto a su gran valor natural, su buen toreo y su capacidad se une el no volver la cara a novilladas fuertes y de vacadas duras. “En las ganaderías buenas también salen toros complicados. He ido donde me han dado la oportunidad y no me ha costado dinero. He demostrado que no me echo para atrás. He sido capaz de torear al toro bueno con gusto y sentimiento, y luego ser capaz también con el complicado. Así me he ganado el respeto de la afición. Aunque haya calado más cuando he toreado una ganadería buena como en Guadarrama, que he dejado más poso que cuando me he jugado la vida en cada muletazo con un novillo más exigente”.
Pero no todo fueron la mieles del éxito, ya que Barrio tuvo que sobreponerse al trago amargo de los percances y algunos sinsabores. “Olvidaría tres momentos. Uno fue la cornada de Arganda del Rey, aunque me sobrepuse a la adversidad y de hecho maté el toro que me hirió; además, me dieron el premio a la mejor faena. Lo que me hizo daño fue torear en Galapagar al día siguiente, ya que sufrí una deshidratación del esfuerzo y sólo pude matar un novillo y a consecuencia de eso perdí cuatro festejos. Y luego la tarde de Madrid, que venía en franca progresión; la novillada no funcionó y estuve mal con la espada y eso me terminó pesando”, confiesa el novillero segoviano.