EL KIOSCO
La levedad del presidente
A. Villagómez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Pocas dudas puede haber sobre el mal momento que atraviesa Rodríguez Zapatero. En efecto, el jefe del Gobierno parece desbordado tanto por recientes acontecimientos internos -las primarias del PSM de Madrid y las declaraciones de significados líderes regionales que cuestionan su presencia en las próximas elecciones-, como por la deriva en que se encamina el último Ejecutivo que él mismo designó. En este sentido, el concepto de “repuesto” -la fácil sustitución de una cosa por otra- aplicados a las personas se refiere, específicamente, a sus facultades.
Que una persona sea fácilmente reemplazable por otra hace preciso, ante todo, que sean prácticamente idénticas. Es decir, tratándose como es el caso de la política partidaria a la hora de elegir a los miembros del Gobierno, la cuestión no es sólo compartir las mismas ideas, sino también, y principalmente, participar de unos modos y formas prácticamente idénticas que han de tener aquellos que son llamados a ocupar las distintas carteras ministeriales. Así, para el presidente que, naturalmente, es quien tiene que elegir a las personas para formar el Gobierno que dirige, lo esencial es que todo resulte fácil, más fácil al menos que tener que designar a compañeros que tienen preferencias contrapuestas o excesivamente personales. Por consiguiente, qué más da que sigan sentados en el banco azul personajes sin ningún peso político ni trayectoria en el partido, como Caamaño o González Sinde. Qué importa que vayamos a disponer de otros mimbres muy parecidos a los que ahora conforman el cesto del que ya ha sido calificado como el peor Gobierno de la democracia. Lo grave es que esta insoportable levedad kunderiana en la que parece definitivamente instalado Zapatero, el PSOE la va a pagar muy cara durante los próximos años.