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SU PRESENCIA EN LA CIUDAD ES MERAMENTE TESTIMONIAL

Los contenedores soterrados en la calle Honorio Lozano nunca han llegado a entrar en funcionamiento
Los contenedores soterrados en la calle Honorio Lozano nunca han llegado a entrar en funcionamiento

Pese a las promesas del Ejecutivo, los contenedores siguen sin soterrarse

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Los contenedores de basura no volverán a verse en las calles. De esta manera titulaba el pasado 20 de abril del año 2000 el periódico Diario 16 la intención del Equipo de Gobierno socialista de soterrar todo el sistema de recogida de residuos en Collado Villalba. Casi 10 años después, esta modalidad de contenedores es completamente testimonial en la ciudad.

La recogida de basura y la limpieza es un tema pendiente en este municipio, y pese a las denuncias la situación no ha variado en la última década.
Hace dos semanas, en estas mismas páginas arrojábamos luz sobre el interrogante de por qué los contenedores soterrados del eje Batalla de Bailén-Honorio Lozano no habían entrado en funcionamiento todavía a pesar de llevar años instalados. El Ejecutivo que preside José Pablo González había manifestado en su momento que este hecho se debía a un problema con los camiones de recogida, ya que no estaban adecuados a la curvatura necesaria para extraer la basura. Sin embargo, la denuncia de TecnoContenedores ha sido definitiva a la hora de aclarar esta situación. La empresa ha señalado, a través de uno de sus representantes, que “los contenedores hace más de un año que están listos para funcionar. Las constructoras Ortiz-Cover son las que continuamente están dando largas para no pagar y por eso nosotros tenemos paralizados los certificados de fabricación y hemos puesto en conocimiento del Ayuntamiento de Collado Villalba que si alguien ajeno a TecnoContenedores S.L. toca un sólo elemento, automáticamente quedan anulados y los contenedores jamás se podrán poner en funcionamiento”. Hay que recordar que fue la UTE Ortiz-Cover la que realizó la obra del parking-túnel de este eje, que comenzó los trabajos con un presupuesto de 20 millones y las finalizó con un retraso superior a un año y un modificado que tuvo que aprobar el Consejo de Estado, ya que finalmente alcanzó la cifra de 40 millones de euros.

Ante esta situación, la empresa instaladora de los contenedores ha procedido a precintar los mismos y ha puesto el caso en manos de un bufete de abogados de Galapagar. Según fuentes cercanas a TecnoContenedores, han enviado al alcalde, José Pablo González, cinco fax informándoles de la situación, sin que hayan tenido ningún efecto. A este respecto, uno de los responsables de la empresa ha asegurado a El Faro del Guadarrama que no se explica “la dejadez por parte del regidor. En otros casos en los que ha habido problemas entre contratista y subcontratista, un fax al alcalde lo arreglaba todo, pero el regidor villalbino no ha hecho ninguna gestión. Da la sensación que en este Ayuntamiento mandan más que el alcalde las empresas Ortiz-Cover”.

Además, desde la empresa aseguran que se realizaron hace algo más de tres años las pruebas de funcionamiento con los camiones de recogida. Desvelado el misterio, ahora sólo queda saber cuándo entrarán en funcionamiento estas cuatro isletas, pero también por qué en el proyecto de construcción de la obra se diseñaron hasta 14 puntos de recogida de residuos y al final sólo se colocaron las citadas cuatro.

Reforma en la calle Real
Por otra parte, también ha sido polémico el caso de la remodelación de la calle Real. Esta actuación, financiada a través del primer Plan E, contemplaba el soterramiento de los contenedores en la calle principal de Collado Villalba. En este caso no se procedió al soterramiento de ninguna isleta, por lo que el proyecto de ‘embellecimiento’ de esta arteria se quedó cojo, al perderse plazas de aparcamiento en superficie, mientras que el impacto visual continúa siendo importante. El Ejecutivo señaló entonces que no se había procedido al soterramiento por una cuestión económica, pese a ser un presupuesto cerrado.

En concreto, aquella promesa de hace ya una década ha quedado en agua de borrajas, al igual que los proyectos del Teatro o la reforma de El Gorronal.
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