EL KIOSCO
Que se callen para siempre
E. Cantos
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La ministra Aído nos tiene acostumbrados a oírle decir auténticas sandeces, para justificar estar al frente de un ministerio que sirve para muy poco. Y de lo poco que sirve, ella es incapaz de sacarle partido porque es una negada para la política. Parece mentira que no se le caiga la cara de vergüenza a las feministas, de ver cómo son vejadas, humilladas, amenazadas e incluso agredidas, mujeres que cumplen una misión de paz y orden en la frontera de Melilla, mientras ellas tienen la boca cerrada y permanecen indiferentes ante esta ignominiosa violencia de género. Luego, si en la televisión sale un anuncio en donde una mujer enseña un tobillo, arman la escandalera.
Señora ministra y señoras feministas: ésta hubiera sido una magnifica ocasión para demostrar que, efectivamente, a ustedes sí que les importa la violencia de género en su estado puro y duro. En vez de eso han preferido refugiarse en un silencio que las hace cómplices de un vergonzoso comportamiento que traiciona los postulados que con tanta vehemencia defienden cuando se ponen de cara a la galería para torear de salón. Las mujeres policías de Melilla que no han sabido defender, porque carecen de agallas y de auténticos sentimientos feministas, viven en el temor y en la incertidumbre. Y también en el desconcierto de ver que sus jefes les han dado la espalda mientras que sus rostros han estado expuestos a la ira de los insurrectos. Una nación que no es capaz de defender su dignidad se humilla ella misma. Y ya ven han tenido que ser los comerciantes de Melilla los que negociaran una cuerdo que los políticos van a intentar hacer suyo.