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Feria de San Lorenzo: Talavante impacta por su toreo y valor

Por ALFREDO FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Alejandro Talavante hizo lo mejor de la feria del Real Sitio  (Foto: ARCHIVO)
Alejandro Talavante hizo lo mejor de la feria del Real Sitio (Foto: ARCHIVO)
Afortunadamente, el publico volvió a los toros a la plaza del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial. Dos interesantes combinaciones sirvieron para que después de muchos años el público respondiera en buena medida a esta feria. Cierto es que también ha habido que volver al pasado y lidiar el toro de escasito trapío que siempre era norma en esta plaza. Do lo contrario, las figuras no quieren venir a este tipo de plazas a matar un toro serio y limpio.
De todas maneras, la empresa de Francisco Romero en su primer año al frente ha hecho un buen trabajo y ha apostado por combinaciones de calidad. Se merece la repetición.

Jueves 10 de agosto. Corrida de Toros. Menos de tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq, el primero como sobrero, de escasa presencia y de muy pobres cabezas; de muy poco juego en líneas generales por descastados, sosos y blandos. Sólo el quinto tuvo mejor son. Morante de la Puebla, ovación con saludos, silencio y pitos en el que mató por Talavante; César Jiménez, silencio y saludos desde el tercio; y Alejandro Talavante, fuerte ovación con saludos en el único que mató. Incidencias: Talavante recibió dos cornadas.

Talavante gusta y engancha
El 10 de agosto, la afición salió hablando, y muy mucho, de Alejandro Talavante. Los que le habíamos visto nos gustó aún más y los que no, se sorprendieron y seguro que desean volver a verlo. Talavante engancha y si sigue en esta línea está llamado a ocupar el cetro del toreo. Pudo conseguir un gran triunfo, pero sus repetidos fallos con la espada y las dos fuertes cornadas que le infirió su primer toro se lo impidieron. Este primero de Talavante fue precisamente un toro aplomado, descastado como todo el encierro de Juan Pedro Domecq. Ante él, dejó constancia de su valor, de su manera de colocarse, de su pureza y de una gran profundidad cuando consiguió robar al soso animal cuatro naturales que parecían inverosímiles. El público roto, en pie. Su comienzo de faena ya había sido perfecto con cinco pases por alto ajustados, sin enmendarse y de gran ajuste. Falló repetidas veces con el acero, siendo cogido de gravedad. Afortunadamente, ya ha reaparecido con éxito el pasado 24 de agosto en Almería.

El resto de la corrida apenas tuvo historia por el pésimo y preocupante encierro de Juan Pedro Domecq. Morante de la Puebla dejó muletazos sueltos de gran enjundia y magia a un toro sosito y noble con el que no terminó de confiarse del todo. Con su segundo, de nula condición, Morante abrevió sin contemplaciones, y con el feo astado que mató por percance de Talavante dejó que le machacaran en el caballo para luego pasaportarle sin dilación. El público le pitó y le despidió con almohadillas.

César Jiménez poco pudo hacer ante el deslucido segundo en una faena que duró un suspiro. El quinto fue un toro menos malo del festejo, y ante él Jiménez construyó un trasteo limpio y templado con tandas buenas sin demasiado ajuste que no llegó a tomar vuelo del todo. Quizá si mata con más acierto hubiera podido tocar pelo.

Viernes 11. Novillada Picada Mixta. Medio aforo. Dos toros de “Murube”, sosos y de nula trasmisión, para el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, saludos desde el tercio y dos orejas. En línea ordinaria, cuatro novillos de “El Torreón”, de escaso trapío, terciados y de agradables cabezas. De juego desigual, destacando la movilidad y nobleza del 2º. Cayetano Rivera, oreja y oreja protestada; Sebastián Palomo, saludos desde el tercio y oreja.

Cayetano: menos de lo que cantan
El viernes 11, el triunfo más rotundo de la tarde lo cosechó Pablo Hermoso de Mendoza, que tuvo dos actuaciones muy meritorias, aunque el rejón de muerte le privó de obtener un triunfo de mayor cuantía en su primero. Con todo, el navarro se llevó dos del cuarto, metiendo en la canasta a un toro manso al que formó un verdadero alboroto.

El público estuvo excesivamente generoso con los dos novilleros de dinastía que hicieron el paseíllo acompañando a Hermoso de Mendoza: Cayetano y Sebastián Palomo, que estoquearon una potable novillada de “El Torreón” muy “a modo”. Estos espadas llevados entre pañales, el día que tengan que dar la cara de verdad veremos qué pasa. Es mucho menos de lo que cantan esa corte que llevan detrás y muchos medios afines a él. Cayetano cortó una oreja en cada uno de sus novillos. Su primero fue un animal franco y repetidor con el que Cayetano fue incapaz de dejarle la muleta puesta en el hocico para cuajar las tandas como merecía el astado. Sin embargo, se limitó a ponerse bonito y dejar muletazos sueltos de uno en uno, eso sí, de buena composición y trazo. La oreja que cortó a su segundo no tiene ningún sentido, ya que fue un trasteo anodino, pero tras una estocada paseó el trofeo que le abría la Puerta Grande.

Por su parte, Sebastián Palomo, que toreó francamente bien con el capote a cada uno de sus novillos cortó la oreja del manejable novillo que cerró la tarde por un trasteo voluntarioso pero ayuno de calidad en su composición. Palomo está comenzando, debe asimilar el toreo y ya veremos que puede dar de sí en un futuro. Tiene que coger más sitio.
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