A punto de que finalice San Isidro y de que el próximo lunes comience el Aniversario, todavía ningún matador de toros o novillero ha abierto la puerta grande. Esto viene a decir que, por unas cosas u otras, la feria de Madrid se esté desarrollando entre la monotonía y la vulgaridad, sin demasiadas cosas relevantes. Si cabe, ahora echamos todavía más en falta a José Tomás, porque, según van las cosas, si hubiera podido venir, a poquito hubiera cogido la escoba para hacerse triunfador.
A la falta de una tarde más, el cetro del toreo, o sea, las figuras, están fallando. A veces, por los toros que les han tocado; otras, por su falta de acierto con la espada (El Juli y Morante), pero muchos de los de arriba no están al nivel que se espera y no acaban de entregarse y apretar el acelerador como deberían, como ha sido el caso de Perera, Castella, ó Talavante, que todavía debe estar mejor de lo que ha estado.
Tres han sido los grandes sucesos de la semana en Las Ventas: la gran corrida enviada por Celestino Cuadri a Madrid, que invita al optimismo y que se perfila como la triunfadora de este serial. Otro hecho puntal ha sido la resurrección de El Cid el viernes 21 de mayo, cuando cortó una oreja y volvió a conquistar el corazón de los aficionados de su plaza talismán y a reencontrarse consigo mismo. Y el tercer punto fue el gravísimo percance de Julio Aparicio cuando el primer toro de Juan Pedro Domecq de esa misma corrida le metió el pitón por el cuello y se lo sacó por la boca, en unas imágenes espeluznantes que han dado la vuelta al mundo. Por fortuna, el torero ya se encuentra en una habitación de planta del hospital 12 de octubre, y tras dos delicadas intervenciones quirúrgicas todo indica una evolución positiva y desaparece el fantasma de que pudieran quedar secuelas.
Oreja de peso para El Cid
Si la cruz fue para Aparicio, la cara de esta esperada corrida fue para El Cid, que en conjunto ofreció una buena tarde de toros en Madrid, dentro de una corrida de Juan Pedro Domecq que falló estrepitosamente. La oreja se la cortó al único toro bueno, el sexto, al que dejó un manojo de buenas y despaciosas verónicas, desarrollando una faena que, en varias series sobre la mano derecha, recordó al torero puro y de exquisito temple y mando de sus mejores tardes. Un espadazo dio paso a un trofeo que le dará moral.
Morante de la Puebla sigue en vena, pero se llevó toros muy apagados y sin raza. Sólo pudo dejar un saludo de capa primoroso a un sobrero de Mari Carmen Camacho donde le echó valor y voló el capote con sentimiento y empaque.
Cuadri: una gran corrida
El domingo 23, la ganadería de Celestino Cuadri dio un buen espectáculo en Madrid, con un toro muy bravo y hasta tres que tuvieron mucho interés y opciones. David Mora tuvo momentos muy buenos ante ese toro tan bravo y que tras someterle acabó embistiendo con clase a la muleta del diestro. Hubiera podido cortar una oreja pero lo empañó con un feo bajonazo. Un toro muy importante. López Chaves estuvo solvente y profesional, mientras que Salvador Cortés anduvo descentrado con un Cuadri que mereció otro trato y al que le hizo todo al revés desde el inicio.
Guadaira: movilidad sin entrega
La novillada de Guadaira jugada el lunes fue más de público, porque aunque la movilidad sea virtud, siempre debe ir unida a otras cosas. El segundo tuvo mucho de lo que hablamos, pero no siempre humilló y se entregó para que el torero le realizara una faena lucida. El novillero Cristian Escribano tuvo que estar mejor y llevar más al novillo, pero eran demasiadas teclas para un utrero de tanta velocidad y un novillero todavía en formación. Tampoco mereció los pitos y la dureza del respetable.
Arturo Saldívar anduvo discreto y tampoco terminó de acoplarse con el cuarto, uno de los mejores novillos del encierro, al que puso voluntad pero no acertó en las alturas, ni tampoco en la distancia.
Por último, la corrida de Baltasar Ibán lidiada el jueves 20 de mayo resultó descastada y sosa. Poco recordó a la casta que sacaba esta divisa serrana. Sólo hubo un toro bueno y de calidad, que fue el segundo. Serafín Marín no acabó de exprimirle y el toro se llevó dentro mucho más.
Gris Corrida de la Prensa
Máxima expectación en la tradicional Corrida de la Prensa del martes 25 de mayo. La polémica estuvo servida. Los toreros eligieron cada uno los dos toros que debían enfrentarse. Se desató el enfadó desde diversos sectores porque se pedía que los toros se sortearan y no fueran llevados debajo del brazo. Parte del público estuvo a la contra. Al final, decepción. Sólo funcionaron el toro de La Quinta, que sacó mucho temple y clase, y el de Domingo Hernández.
El Juli estuvo perfecto con el toro de La Quinta; le tocó y le enganchó con una sutileza y una delicadeza superior, y a punto estuvo de cortar una oreja si no marra con el acero. Cayetano dejó una imagen pésima. Incapaz de acoplarse al manejable toro de Domingo Hernández, con muchas precauciones y desajustes. Entre el torero y su muleta cabía el AVE. Miguel Ángel Perera está en un bache y se nota. Estuvo espeso y pesado con un toro del Ventorrillo que se movió sin ritmo.