OPINIÓN
Prescindir de lo mediocre
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Hace un par de semanas este periódico hizo un avance de la “feria” del barrio de El Gorronal de Collado Villalba. Un mini-ciclo caducado y que aporta poco. Este año serán 36.000 euros, más ingresos de taquilla, lo que se lleve Tomás Entero. Como estamos bien informados, decir que en el periodo 2003-2008 hubo 47.000 euros con un festival picado y novillada una de promoción. El pasado año, el Ayuntamiento dio 43.000. Pero este recorte vendrá bien para seguir otorgando la tremenda subvención de la feria de Santiago.
Los gastos de un festival picado con diestros de cierto tirón no son equiparables a lo que este este año se cuece. En resumen, las ganancias para el empresario pueden ser parecidas. Reducen la subvención, pero también la calidad. Sencillo.
Sin embargo, algunos utilizan argumentos torticeros para confundir. Piensan que el pueblo es bobo. No hace mucho, en el festival de El Gorronal pasaron nombres como Fundi, Encabo y hasta Ortega Cano y Rivera Ordóñez. ¿Es lo mismo eso que lo que ahora se ofrece? Hay que defender la Fiesta hasta sus últimas consecuencias y suena mal decir que lo mejor sería prescindir de estos festejos, pero es la verdad. En plena recesión, o se ofrecen espectáculos de calidad o lo coherente es prescindir de ellos. Ya no es porque el festival sea ó no benéfico, no es eso. Los dos últimos festivales benéficos verdaderos de la Sierra fueron los de Cercedilla, en memoria de Francisco Fernández Ochoa, en ambas ocasiones con enorme éxito de público. Con sus beneficios, los mayores del municipio disfrutan de un amplio salón y todo el mundo cobró hasta el último céntimo. La crisis ha hecho que casas colaboradoras no puedan patrocinar eventos de este tipo. Pero siendo sinceros, si lo de El Gorronal se elimina, a más de un gorrón se le acaba el chollo de asistir de gorrilla a las ferias y los herraderos que organiza su empresario. Más de uno sólo se deja ver cuando le regalan la entrada, aunque el interés de algunos incluso puede ir mas allá de lo puramente taurino. Y eso tiene un plus de pleitesía ante el jefe de la banda. En un momento dado, con otro planteamiento, se podría hacer algo bonito, olvidándose de los intereses. Dos novilladas sin picadores y crear un trofeo como El Rondón de Colmenarejo, que es una fuente para el fomento de nuevas promesas. Pero ¿este popurri?