La vida de un árbol
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La vida en un árbol, en el de la sabiduría del buen hacer y mejor compartir, es la madurez de la especie humana. Yo si considero vital y prioritario que los líderes mundiales se reúnan a debatir sobre el cambio climático, el momento lo exige, y creo que deben ponerse de acuerdo sobre compromisos que obliguen legalmente a recortar los gases de efecto invernadero y a pagar por el daño que el cambio climático está haciendo a los países más míseros. Aquel que más daño haga que sea el que más pague. También ha llegado el momento de cambiar estilos de vida, más cortés con la naturaleza y más sensible con el ecosistema, lo que conlleva que sea más humana la vida en definitiva. Como bien dice un proverbio inglés: “Quien planta un árbol ama a los demás”. Nos hace falta, asimismo, que se enraíce la solidaridad como valor. El cambio climático afecta a todo el mundo, se halle donde se halle. Cada generación se considera depositaria del planeta. Ahora bien, deberíamos ser capaces de legar a la posteridad al menos tantos árboles y jardines como los que hemos agotado y consumido. La reforestación siempre es posible, basta tener ganas de hacerlo. Si yo supiera que el mundo se acaba mañana, hoy mismo me pondría a plantar un árbol, porque un arbusto, por ínfimo que sea, no es un alma ausente, es una vida que da vida, mientras que nosotros a veces nos consideramos salvadores de existencias y no pasamos de ser meros testigos. El asfalto y las prisas del momento presente no solamente nos comen espacios y tiempo, también la vida. Cuando menos, injertemos el pavimento de árboles para que las celeridades sean más llevaderas, o sea, más respirables.