Denuncian la dejadez en el mantenimiento del ‘parking’ de la biblioteca

Algunos de los vecinos y comerciantes que decidieron adquirir un abono para su vehículo en el citado aparcamiento asisten a diario a la dejadez en el mantenimiento de las instalaciones, y aunque denuncian ante el Consistorio estas deficiencias, aseguran que sus súplicas se pierden en la maraña administrativa.

Cualquier vecino que deje aquí su coche podrá comprobar que la iluminación es mínima, ya que de hecho las lámparas y fluorescentes que se han fundido durante estos meses no han sido repuestos. Además, en los techos se pueden comprobar las humedades que “adornan” este espacio. La señalización de las plazas, añaden los ciudadanos, es mala. Además, el acceso al exterior por la rampa es una “pista de patinaje” los días de lluvia. Precisamente, éste es el más empleado por los comerciantes de la zona, ya que en muchas ocasiones si han transportado mercancía en sus vehículos, han de utilizarlo. Igualmente, la entrada desde el ágora de la biblioteca Miguel Hernández presenta un aspecto muy sucio. A las pintadas, bolsas, latas y papeles que inundan este espacio hay que sumar el olor a orines, que roza lo insoportable, ya que algunos de los jóvenes que se reúnen frente a la biblioteca, encuentran en estos accesos la privacidad necesaria para realizar este tipo de necesidades.

Elena es una de las comerciantes de esta calle, que tiene alquilada una plaza en el citado aparcamiento. Ya ha realizado varias reclamaciones, sin embargo ni la empresa concesionaria de las instalaciones, ni el Ayuntamiento le han dado ningún tipo de solución.

Además, esta empresaria villalbina se queja de que pese a la falta de alternativas para aparcar de forma continuada en el exterior, y del interés del Consistorio en que se utilicen tanto este parking como el de Honorio Lozano, “los abonos no tienen precisamente unas tarifas asequibles”.

Hay que recordar que la explotación de este aparcamiento público también lo gestiona la concesionaria de la obra de Honorio Lozano y Batalla de Bailén, que tiene la obligación de mantener las instalaciones, al igual que el túnel que conecta ambas calles.