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Uceda Leal corta una oreja en la corrida del Día de la Hispanidad y roza la Puerta Grande

Por ALFREDO FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Una corrida de toros y una novillada picada compusieron el largo fin de semana de la Hispanidad en la plaza de Las Ventas de Madrid.

El domingo, 11 de octubre, se celebró la novillada final del certamen Ocho Naciones, que se ha venido desarrollando durante los domingos de septiembre en esta plaza. Al final, el festejo tuvo muy poco contenido a causa del fiasco ganadero enviado por Antonio San Román a Madrid. Mario Aguilar, Javier Cortés y Miguel Hidalgo se estrellaron con un encierro descastado y ayuno de raza que supuso un petardo en toda regla.

Fue Javier Cortés quién se proclamó vencedor, al estar más solvente que sus compañeros, aunque no hubiera triunfo para ninguno de los tres.
El madrileño estuvo a punto de cortar la oreja del quinto, un animal totalmente descastado con el que Cortés estuvo valiente y acertado en los tiempos, sin atacar al novillo. Le robó una buena serie por el pitón izquierdo y contó siempre con un público que le arropó y que le aplaudió enganchones y desarmes. Sus ganas son innegables, pero fue imperdonable el fallo con la espada en innumerables pinchazos, escuchando dos avisos, y a punto estuvo de sonar un tercero. Su primero tuvo genio y violencia, y el de Getafe lo intentó siempre, aunque la faena no fuera limpia por la brusquedad del astado.

El novillo que más se dejó fue el primero, que fue también el que tuvo mejor condición. Mario Aguilar le muleteó sobre ambas manos en tandas poco ceñidas y dentro de un trasteo que nunca llegó a tomar cuerpo. Le faltó más fibra al novillero para arrancarle la oreja que el utrero tenía para cortar. Su segundo fue descastado y manso y Aguilar lo intentó sin lucimiento.

Miguel Hidalgo se estrelló con un lote muy malo. Su primero fue un morucho que se rajó y se fue a tablas.

Hidalgo no consiguió hacer nada de relieve. Cerró el festejo otro manso con genio con el que el novillero demostró estar poco rodado para un compromiso de esta envergadura.

Uceda Leal borda el toreo
En la tradicional Corrida del Día de la Hispanidad el gran protagonista de la tarde fue Uceda Leal. Independientemente de la oreja que cortó a su primer toro de Adelaida Rodríguez, el madrileño firmó una faena torerísima ante un ejemplar que embistió con mucha clase y profundidad. El madrileño le recibió con un ramillete de verónicas excelentes, rematadas con una media de cartel. El comienzo de faena por bajo tuvo gusto y un buen dibujo. La faena subió en intensidad cuando Uceda se echó la muleta a la izquierda y enganchó adelante al toro, dejando muletazos a cámara lenta, muy profundos y hondos, abrochados con preciosos remates. El final de faena hizo crujir al tendido y la estocada que enterró Uceda fue perfecta, haciendo rodar al toro.

Una labor exquisita de este gran torero que realizó una faena bella y honda al alcance de pocos.

Volvió Uceda a dejar otro buen saludo de capa en el cuarto. El toro tenía son, pero la fuerza justita. Eugenio de Mora, en un mal gesto, le hizo un quite, el toro se cayó y fue devuelto a los corrales. El sobrero de Javier Molina resultó blando y sin fuelle y el madrileño volvió a estar muy bien y a matar con acierto. El de Usera rozó la Puerta Grande y un triunfo gordo.

Pero la corrida de Adelaida (sangre Lisardo) resultó interesantísima y hubo hasta tres toros con fondo y que embistieron mucho y bien.

Uno de estos grandes ejemplares fue el segundo, que cayó en manos de Eugenio de Mora. Un animal alegre y con ese punto de transmisión que exige esta plaza. El toledano comenzó la faena rodillas en tierra, con muletazos templados. Su labor tuvo muchos altibajos. Hubo series más compactas, pero también otras muy periféricas y sin terminar de apostar del todo. Lo mejor fue la estocada arriba. Hubo petición minoritaria solicitada por sus partidarios y que no fue atendida por el palco. Dio una vuelta al ruedo. Su segundo tuvo movilidad y prontitud, y aquí Eugenio estuvo más firme y convincente que en el toro anterior, dejando pasajes de relieve.

Juan Bautista sorteó el deslucido tercero y con el sexto realizó una faena ligera y con oficio, pero sin brillo.

Adelaida Rodríguez se ha ganado la repetición en Madrid en 2010.
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