EL KIOSKO
Por la unidad de los progresistas de El Escorial
Por: Mariano Rodríguez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Después de intensa reflexión, tras ver el Foro Progresista en la oposición, así como su imagen de creciente divergencia interna, decidí elaborar una propuesta de coalición electoral y un esbozo de anteproyecto político, con la cooperación de un grupo de personas. No es, pues, un ejercicio solitario y desconectado de la realidad, sino que entronca con la sensibilidad de muchos ciudadanos que piensan así y esperan el cauce para aplicar el proyecto. El proyecto, aún con vocación de persuasión, está abierto a las aportaciones tras un debate democrático, de los progresistas del El Escorial.
En primer lugar, pretendemos crear una entidad política nueva, no una refundación del Foro Progresista, del que sí conservaría su carácter aglutinante de la izquierda y centro izquierda, pero más abierto a tendencias no identificadas con el PP. Colectivos preocupados por un desarrollo sostenible en el medio ambiente y también en la justicia social y el progreso. Por eso el proyecto ha de pivotar alrededor de los dos partidos (PSOE e IU), con militancias renovadas, extendiéndose a quienes desean una mayor apertura de las agrupaciones, para que incorporen nuevos afiliados y aprovechen la experiencia de los veteranos, pero acomodándola a los tiempos.
La tendencia mayoritaria actual es ir a las elecciones municipales por separado. Es una postura tan legítima como criticable ya que, lejos de resolver la situación, nos lleva a un callejón sin salida. El electorado, la Regla D’Hont y la fuerza del PP no nos permiten esas concesiones. Sería una claudicación, muy eficiente para la derecha y obtenida sin esfuerzo. Hay que terminar con la flojera en la que nos hemos instalado y ser ambiciosos para el futuro. La alternativa no es ir ‘unidos o separados’, sino ‘unidos o gobernados por el PP durante años y años’, como en San Lorenzo. Y si no hay mayoría para gobernar, habrá una oposición poderosa y preparada para el siguiente envite.
La fuerza la da la unión, esa que el PP ejerce hoy, que a nosotros nos cuesta debates e incluso disgustos, y de la que, mire usted por dónde, puede depender el noveno concejal sobre 17, que abriría la puerta a la mayoría absoluta para gobernar. Es la cruda certeza que debería prevalecer. La necesidad de la unión y el proyecto común, al no existir diferencias sustanciales entre los progresistas en nuestro municipio, tendrían que determinar la formación de una coalición y una candidatura unitaria. La idea no es original. Está el precedente del mandato 1991-1995 y la experiencia del 2003-2007. Conocemos las causas de sus ya temidos malos resultados electorales. A saber: la inadecuada estructuración de las áreas de gobierno, pareciendo que se atiende más a las cuotas de poder que a la coherencia de las materias; las deficiencias de gestión; los errores en asuntos de impacto en la opinión pública; la falta de trabajo en equipo; el incumplimiento del compromiso de participación y el alejamiento del vecino; la omisión de la comunicación de las actuaciones realizadas; la falta de contacto con los medios de comunicación; la carencia de humildad, por no hablar de la prepotencia de algún responsable político; la apariencia, nunca bien contestada, de insuficiencia en la dedicación del titular de la Alcaldía, así como de su supuesta sustitución; el poco cuidado para seleccionar a las personas de las candidaturas; la torpeza de la campaña; la sensación de que se ha hecho sólo gestión aséptica, pero no ejercicio político; la imagen de desunión y, en fin, todo un catálogo de retos a mejorar. Se han echado en falta reconocimientos y correcciones tras una deliberación serena y la autocrítica pública, que el electorado habría comprendido y agradecido. En todo caso, y salvo, respecto a la altanería, las demás deficiencias no han de tomarse siempre como imputaciones personales, sino que pueden deberse a elementos involuntarios que, ya conocidos, sería negligente no reparar.
Las críticas de este texto se plantean desde el respeto a las personas y la lealtad a la causa del progreso que los partidos citados representan, pero también desde la observación, el sentido común y la libertad de pensamiento, único método que conozco para enriquecer la discusión y servir al proyecto, que entiendo debería ser el de todos.
Habría que retomar las sinergias y empatías del Foro Progresista, su espíritu participativo inicial, su entusiasta apertura de horizontes, su fuerza por el cambio, y otros muchos valores, apartándonos de aspectos ineficaces. Para ello, será necesario darse reglas precisas para la constitución y seguimiento de la coalición. Diversificaremos la participación en la candidatura. Será esencial el modelo de organización y gestión de cara a propiciar una mayor participación y la proximidad al vecino. El programa electoral y de gobierno no ha de ser motivo de conflicto, pero sí de debate, pues debe ser actualizado con la participación, siendo buen referente la registrada en 2003.
Como significante de moralidad y moderación hay que reducir las asignaciones decididas por el PP, aplicar la austeridad en el gasto y la sobriedad en el comportamiento de alcalde y concejales, empleados y colaboradores. Habrá que trabajar asimismo en las estrategias hacia un desarrollo local en el que estén el gobierno municipal, la leal oposición y todos los agentes sociales.
Esas son las señales básicas de la propuesta, considerando más vigentes que nunca los fundamentos del Foro, recabando la generosidad de sus promotores para que cedan su conocimiento, solicitándoles el reconocimiento de que los errores frustraron las esperanzas ciudadanas y pidiendo su participación, a sabiendas de que se tiene que producir una renovación de personas. Es de esperar que haya una discusión política, sin dilaciones.
He ahí la enormidad del desafío, de la dificultad, de los sacrificios, de los inconvenientes y, frente a ellos, también el estímulo, la ilusión, el coraje, la esperanza y la convicción de que es posible, de que muchos ciudadanos lo esperan, de que El Escorial lo necesita. Pongámonos, pues, a ello sin descanso. La satisfacción está en hacer el camino, y el resultado de la llegada al destino la hará más grande.