LUCES Y SOMBRAS
Apuntes sobre el absurdo Plan de Saneamiento de Collado Villalba
La única medida objetiva es la subida del IBI (10 por ciento), lo que en 10 años supone un 110 por ciento acumulado
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Por: Víctor M. Martínez
El pasado mes de julio, José Pablo González, alcalde de Collado Villalba, presentaba por sorpresa un Plan de Saneamiento dirigido a paliar los graves problemas financieros que padece el Ayuntamiento. No consultó ni informó a oposición y sindicatos. Y el resultado no pudo ser más lamentable: una chapuza falta del más mínimo rigor técnico. Y esto es a lo que ha llegado el Equipo de Gobierno manejado (nunca mejor dicho) por González. Sólo hace falta leer el título del documento para descubrir la dejadez y la falta de interés con la que se ha realizado la mencionada tesina: “Plan de Saneamiento para el ‘año’ 2010-2015”. Tienen tantas ganas de perdurar en la poltrona que seis ejercicios son un año, vamos que una legislatura serían 24 años. Si pudieran...
Los bien pensantes creerán que es un simple descuido, pero es que en la página 4 de dicho documento dicen que han logrado un préstamo de 15.000.000 MM de euros, que traducido al lenguaje común son 15 billones de euros, o si lo prefieren 2.500 billones de pesetas. Más de uno se preguntará si semejante cantidad de dinero existe en el mundo. Desde luego que sí, pero ya les aseguro yo que ningún organismo internacional dejaría que gestionaran ese dinero los autores de este insólito documento.
Falta de motivación e interés
Estos dos simples ejemplos ponen de manifiesto una vez más la falta de motivación e interés que existe en el Ejecutivo villalbino y la dejadez con la que vienen haciendo las cosas en este Consistorio desde hace mucho tiempo. Esto es algo lógico, ya que los miembros de cualquier grupo de trabajo siguen el ejemplo que ven en el ‘jefe’, y el ‘jefe’ de este grupo hace mucho tiempo que no está ya pendiente de hacer las cosas bien, sino de hacer las cosas que le interesan a él o a sus amigos. Es decir, no trabaja pensando en el interés general.
Debo añadir que este Plan contiene frases y conceptos propios de un monólogo del Club de la Comedia: “Invertiremos en energías alternativas”... ¿Y con esto que consiguen exactamente? ¿aumentar el presupuesto de inversiones y por tanto la deuda? Atención a esta otra medida: “Aplazaremos la tasa de incendios que debemos a la Comunidad de Madrid” (eso sí que es eliminar gastos, por lo menos hasta que venga otro alcalde y lo tenga que pagar). “Bajaremos el gasto energético mediante la reducción de consumos” o “utilizaremos menos los vehículos”, magníficas medidas si no fuera porque los objetivos de cualquier plan deben ser definidos, medibles y alcanzables. La guinda a las tosquedades la pone algo que podría convertirse en un mito en las Escuelas de Negocio más prestigiosas del mundo: “Como medida de austeridad amortizaremos las plazas vacantes”. La pena es que no esté vacante la plaza de alcalde para que la amortizaran definitivamente.
Un plan y un Ayuntamiento a distancia
He visto trabajos realizados por estudiantes de primer curso de Economía que tienen muchísimo más rigor técnico e interés en su realización que este mal llamado Plan de Saneamiento, porque el documento es tan grosero que cuando llegué a la página 3 empecé a pensar que el trabajito lo habían descargado de una popular página web utilizada por los estudiantes más perezosos y que se llama rincondelvago.com. No lo descarto todavía. Y lo más lamentable es que todo esto esté supervisado por José Pablo González, que presuntamente fue profesor de Economía en una universidad a distancia. Debe ser que el Ayuntamiento de Collado Villalba es también un Ayuntamiento a distancia.
La única medida concreta, medible y objetiva que aparece en todo el documento es la que se le ocurre a todos los inteligentes que andan metidos en política: subir los impuestos. Basan todas las previsiones en una subida brutal del IBI del 10 por ciento anual durante 10 años, lo que supondrá un aumento acumulado del 110 por ciento. En un medio de comunicación afín al alcalde, contaban hace poco que nuestro sagaz regidor no aumentaba la presión fiscal, sólo subiría el IBI en el mismo porcentaje del IPC (recordemos que este año el índice de precios será negativo). Una de dos: o ya no tienen disimulo alguno para mentir, o el/la periodista que lo escribió no tiene ni idea de sumar. En ambos casos deben saber que la gente no suele ser idiota, y sobre todo, que los votantes tenemos memoria.
Torpezas e incapacidad manifiesta
Es una pena que siempre seamos los ciudadanos los que paguemos con nuestros impuestos las torpezas y la incapacidad manifiesta de algunos políticos para gestionar eficientemente un presupuesto. Algún día, en la próxima evolución del concepto Democracia, los ciudadanos se cansarán de pagar y pagar los caprichos de esos políticos y alguna Ley nos protegerá del despilfarro exigiendo responsabilidades a los malos gestores, de la misma manera que existen en el derecho mercantil leyes para cuando se produce una actuación dolosa en la empresa privada.
Siempre he sido muy crítico con la pléyade de asesores de los que se rodean los políticos, porque es una forma de asumir una falta de cualificación, preparación e ideas para el puesto que desempeñan. Al final hay que pagar doble: al alcalde y a los asesores que le dicen qué, cómo y cuándo.
Dijo José Pablo González en un periódico afín a su causa que se iban a “reducir los gastos que no sean estrictamente necesarios”, lo que nos lleva directamente a una de las preguntas que me gustaría que respondiese: ¿De quién prescindimos entonces, de los concejales o de sus asesores? Y otra perla del ínclito: “Debido a nuestro sistema de financiación, cuando la actividad ligada a la construcción cae, baja la recaudación de los consistorios”. Este hombre va camino del Nóbel de Economía... y mientras tanto, nosotros de cabeza a la ruina.
Hace poco un amigo me preguntaba cómo era posible que sólo Collado Villalba tuviera gobierno socialista en toda la zona Norte de Madrid. Suponía que el alcalde debía ser muy inteligente y con muy buena reputación. “Hombre, listo sí que es”, le respondí, “pero la reputación... yo diría que es reputísima”.