Esaú Fernández, triunfador en una buena feria de Los Molinos

El de Espartaco también fue un lote parejo y bien hecho, así como el de Hato Blanco.

La novillada de Gabriel Rojas embistió mucho y bien, y fue un conjunto muy interesante; también fue muy bueno el de Espartaco, con utreros manejables y de buena clase. Fue más dispar el juego de los de Hato Blanco, ya que tres novillos fueron complicados y deslucidos. Hubo casi media plaza cada día, y es verdad que faltó público en un año difícil.

El primer festejo se celebró el viernes 18 de septiembre y estuvo condicionado por la lluvia y el frío.

Javier Cortés, que había estado apático con el novillo que abrió plaza -a pesar de que éste repitió con codicia-, pinchó reiteradamente.

Sin embargo, su compañero Luis Miguel Casares fue corneado en la bolsa de los testículos en el sexto y tuvo que pasar a la enfermería para ser atendido de una cornada de 10 centímetros. Puestos así, Cortés tuvo que despachar a este novillo y pudo desquitarse de lo anterior. El utrero, que había sacado genio, fue sometido por el torero en una faena de dominio y valor seco, con varias tandas estimables de muñeca rota sobre el pitón derecho. Cobró una estocada a la primera y paseó dos orejas. El resto del festejo tuvo poca historia. Manuel Fernández cortó un generoso trofeo a su primer un novillo tras una faena periférica y ligera coronada de una estocada.

Esaú y González, a hombros
El sábado 19 se celebró un buen festejo merced al juego de los novillos del maestro Espartaco. Les faltó un punto de raza y fondo, pero salieron tres utreros excelentes: primero, segundo y el sexto.

El triunfador fue Esaú Fernández, que firmó una buena actuación en sus dos novillos, con dos faenas muy distintas. Primero templó mucho y mimó la embestida de un ejemplar de nobleza cándida pero muy justo de fuerza. Toreó despacio y bien y tras una estocada paseó dos orejas. El sexto fue un novillo con más chispa y el sevillano le supo entender. Esaú Fernández le enganchó y le llevó en series de mucho calado, con mando y con muletazos que fueron los mejores de todo el ciclo. Pinchó varias veces, por lo que el premio quedó en una oreja.

Ignacio González también cortó las dos orejas de su primero, un bravo utrero de Espartaco que se paró un poco al final. Le lanceó bien de capa y su faena fue más de componer que de torear, pero caló mucho en el tendido. Una voltereta sin consecuencias y una estocada arriba ayudaron también a pasear dos orejas.

Francisco Pajares pasó casi desapercibido. Se llevó un trofeo del cuarto, pero desaprovechó un buen lote. El domingo 20 se cerró el ciclo con una novillada de Gabriel Rojas que sorprendió por su buen juego. Tuvo muchas virtudes del encaste Núñez que no fueron aprovechadas por la terna. Anunciar a mejores novilleros aún es asignatura pendiente en este ciclo de Los Molinos.

Javier Herrero cortó la única oreja del primero, tras estar entonado con un utrero bueno, fijo y repetidor. Hubo buenas cosas en su faena, pero sin redondear del todo. El quinto fue un novillo bravo y alegre al que Herrero tuvo la generosidad de lucir. Tuvo ganas el novillero, pero un novillo embistiendo merece cuajarle. Aún así, pudo cortar otra oreja con un lote para hacer soñar el toreo.

Valentín Mingo paseó un trofeo de su primero tras una faena decorosa, mientras que no paró las zapatillas con el cuarto, mostrando dudas y precauciones.

Daniel Palencia fue silenciado tras dos trasteos anodinos. Además, estuvo mal con la espada en ambos.

El ambiente en este municipio fue formidable, ya desde el encierro de la mañana, con el pueblo a rebosar de gente. El Ayuntamiento se vuelca y esto también se llama promoción y fomento para el éxito de un pueblo.