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Pablo Lechuga firma lo mejor en Alpedrete ante una sosa novillada

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Fijándonos en el resultado artístico, parece que se vieron muchas cosas en la novillada con picadores celebrada en Alpedrete el pasado domingo 31 de mayo; fue el festejo aplazado por lluvia el día 24. La terna se repartió un total de siete orejas, pero más por la generosidad de la presidencia y el triunfalismo del público que por otra cosa.
Se lidiaron seis novillos de Soto de la Fuente, muy desiguales de tipo, con poca cara y cornamentas muy feas. En general descastados, sosos y blandos. 1º y 2º, muy mansos. 3º fue el mejor; y 4º noble pero sin fuerza. Novillada de saldo que es lo que en las mayoría de las ocasiones adquiere este afamado empresario.

Lo mejor de la tarde lo protagonizó Pablo Lechuga en el tercero. Toreó con facilidad y ligereza y el chaval tiene la virtud de conectar rápido con el tendido. Hubo dos buenas series sobre la mano derecha aprovechando bien la potable embestida del utrero. Por el lado izquierdo no hubo el mismo acople. Tiró de adornos y recursos para, tras una estocada, cortar un trofeo. De forma exagerada paseó las dos del sexto, un novillo manso y de corto recorrido con el que Lechuga estuvo más preocupado de comunicar al tendido que de torear. Eso sí, se le vio con ganas y buena disposición. Lo mejor fue una buena estocada que el toro dobló rápido.

Alejando Esplá tuvo al público a su favor por tratarse de ser hijo de quien es; de lo contrario la vara de medir hubiera sido bien distinta.

El vástago del maestro de Alicante ha evolucionado muy poco, se le ve estancado y le falta mucho oficio. Su alternativa para septiembre se antoja temprana si no progresa a pasos agigantados. Con su manso primero se le vio sin recursos y sin ideas, dando un verdadero sainete con la espada, donde pinchó hasta en ocho ocasiones.

Su segundo oponente no tenía una pizca de fuerza, pero dejaba más estar al torero. La faena de Esplá, con muchos enganchones, al menos fue entonada. Como en esta ocasión mató a la primera le cayeron dos orejas de forma exagerada.

Juan Antonio Siro cortó un trofeo al cuarto aunque vieron las orejas que se cortaron luego bien pudieron ser dos. El de Salamanca mostró muy buena disposición tanto con el capote como con la muleta. El de Soto de la Fuente quería seguir las telas, pero su escasa fuerza le impedía acometer. Siro estuvo muy entregado, con enormes ganas de agradar y con firmeza de plantas. Algún muletazo tuvo temple, y aunque la faena no pudo ser ligada por la fuerza del animal se le vio preparado para escalar puestos. La novillada se celebró en medio de una gran polvareda. Parece que con la gran subvención que le han dado al empresario al Ayuntamiento ya no le han quedado euros para regar la plaza. A ver si al año que vienen ponen remedio, porque es lamentable para el público ver un festejo así.
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