FERIA DE SAN ISIDRO: MÁS HERIDOS QUE TRIUNFOS; EN LA RECTA FINAL CAEN LANCHO Y CORTÉS
Decepcionante tramo torista, en el que sólo se salva la corrida de Pahla y algún toro suelto
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El último tramo de la Feria de San Isidro, la llamada semana torista, donde se agolpan las ganaderías duras, resultó un fiasco y sólo se salvó la divisa portuguesa de Pahla y varios toros sueltos.
Al final, ni ganaderías toristas ni comerciales, ya que lo que divide al toro es el bravo del manso. Este final de feria resultó tan mediocre como el resto. Las combinaciones ya nos aventuraban a este desenlace tan poco fructífero y alentador.
Más corneados
En Las Ventas este año ha habido más corneados que triunfadores. Esta semana se sumaron dos nombres más, los de Salvador Cortés e Israel Lancho, que derramaron su sangre sobre el albero venteño. Este último con una cornada brutal e inhumana. Encogió los corazones y recordó el drama de los llorados Yiyo o Montoliú. El toro de Pahla le metió el pitón y le reventó la pleura y se quedó a escasa distancia de órganos vitales. Por fortuna, se recupera lentamente, pero de forma satisfactoria.
La corrida de Pahla lidiada el miércoles 27 de mayo resultó encastada, exigente y con toros muy fieros. Hubo de todo, pero sobre todo tres ejemplares notables, aunque nada fáciles. Al final del festejo, de forma exagerada, el mayoral fue obligado a saludar. El quinto toro fue un toro en la línea de Ibán. La casta está ahora en Pahla y no en la ganadería madrileña. Se llamó Camarito y fue bravo en varas y en la muleta. Serranito estuvo muy digno, pero no aprovechó la oportunidad que le brindó.
Un toro de gran boyantía y clase fue para Paulita. El torero, sin ángel y sin apostar, fue incapaz de aprovechar el premio gordo. Israel Lancho estuvo valiente y dispuesto, pero acusó mucho la falta de rodaje, y más con un encierro que exige una técnica muy depurada.
El jueves se esperaba el regreso de la ganadería de Cebada Gago tras 18 años de ausencia. Sólo tres ejemplares pasaron la aduana del reconocimiento. Varios fueron desechados por falta de trapío. Este animal resulta muy complicado de rematarse.
El toro de la tarde fue para Salvador Cortés. Resultó, que se escupió en varas, pero se movió en la muleta con ese punto de agresividad que tiene el toro de Cebada. Le embarcó bien sobre la mano derecha Cortés, dándole sitio y tiempos. El pitón del toro era el derecho y el sevillano lo entendió. Bajó enteros su labor sobre la zurda, pero el toro le empitonó. Lo que iba camino de oreja se quedó en nada.
A los otros dos Cebadas les faltó casta y bravura. Encabo estuvo tesonero con uno y Fernando Cruz no pasó de discreto. Se remendó la corrida con tres ejemplares de Guardiola Fantoni; resultaron tres mulos que se apagaron casi al comenzar la faena.
Un buen toro de Adolfo
La esperada corrida de Adolfo Martín lidiada el viernes no cumplió objetivos. Un encierro parejo, fino y bien hecho, pero al que le faltó casta. Sin embargo, a pesar de que el juego del ganado no fue el esperado, no sería justo olvidar el buen cuarto. Un astado con transmisión, movilidad y con las dificultades propias de la casta, que sorteó el veterano Frascuelo, quien estuvo siempre a merced del animal. Un torero respetado y querido en Madrid, pero que ya no está para estos trotes. Estuvo desconfiado y cada vez que el toro de Adolfo le repetía, se quitaba. La fecha de caducidad es un hecho y a este diestro ya le ha llegado tristemente su momento. Su primero fue muy bravo en varas y con sus problemas también mereció más que lo que Frascuelo fue capaz.
Rafaelillo estuvo muy entregado con un toro manso al que muleteó con buena compostura. Con el sobrero de Aráuz de Robles lo intentó con seguridad y sitio, pero sirvió para poco. Javier Valverde anduvo poco centrado con su primero, noble pero venido a menos, y con el sexto abrevió. Este ejemplar apuntó grandes cosas, pero se lesionó y le faltó fuerza. En general se esperaba más y la corrida fue muy mal lidiada.
Victorino pincha en Madrid
Tras no rodar las cosas en Sevilla, todos los aficionados se las prometían muy felices de que Victorino Martín pegaría un zambombazo en la Feria de San Isidro y que como tantas otras veces devolvería la ilusión tras un ciclo gris. Pero no fue así. El encierro lidiado fue demasiado vulgar para esta divisa y pecó de mínima bravura, escasa raza, poca clase y con el defecto de no humillar en las telas. Sólo el primero tuvo lo que se espera de esta afamada ganadería. No fue un toro fácil, pero humilló mucho sobre el pitón derecho y repitió con codicia y fuerza, con el defecto de gazapear. Diego Urdiales le toreó bien en una primera parte con buen porte y contrastada técnica.
El primero de El Cid hizo cosas de lío y le lanceó muy bien de capa. Sin embargo, el toro fue acortando los viajes y todo se marchitó. A partir de ahí, el festejo no levantó cabeza. Iván Fandiño estuvo muy valiente y nunca dio un paso atrás con dos toros complicados y con poco estilo.
Ahora estamos inmersos en la Feria del Aniversario. En estos días se agolpan todas las figuras y son los carteles mejor rematados de todo el mes en Las Ventas. Esta misma tarde actúan Morante de la Puebla, Sebastián Castella y Luis Francisco Esplá.