Luces y sombras
Mentiras y gordas
P. Peral
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Acudo al título de una película en cuyo guión colaboró la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. Creo que es el que mejor define el despropósito de la Mesa del Congreso de los Diputados al admitir a trámite una Proposición No de Ley del parlamentario de ICV, Joan Herrera, pretendiendo que se exprese públicamente el rechazo del Gobierno español por las declaraciones que hizo el Papa en relación con el sida y el uso del preservativo en su reciente viaje a África. En el texto se afirma: “El sida se evita con la utilización del preservativo”. Primera mentira.
Uno de los mayores expertos en sida del mundo, el doctor norteamericano Edgar C. Green, recomienda el famoso modelo ‘ABC’ -abstinencia y fidelidad; si fallan A y B, usar condones-. Aplicado en Uganda, ha logrado un notable y cuantificado éxito: se pasó, en la última década, del 15 al 5 por ciento de los infectados. Parecidos resultados se han obtenido en Lesoto Malawi, Mozambique, Tanzania, Sudáfrica y hasta nueve países africanos. Lema: un solo amor, fidelidad y monogamia, según escriben expertos en Le Monde, conductas que coinciden con las palabras del Papa compartidas por la gran mayoría de voluntarios sanitarios en aquellos países, y no sólo por los misioneros católicos.
Segunda mentira. El diputado comunista calificó las palabras del Papa como “gravísimas, que deben ser denunciadas”. Su Señoría o no ha leído las declaraciones de Benedicto XVI o estamos ante un mentiroso irredento. Lo que dijo Su Santidad el 17 de marzo es lo siguiente: “No se puede superar el problema del sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos; al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema”. ¿Dónde está la gravedad de las palabras de Benedicto XVI?.
Tercera mentira. “España ha hecho un esfuerzo importante para combatir el sida. De hecho, el Congreso ya se ha comprometido más de una ocasión en luchar contra esta enfermedad”, ha afirmado Herrera. Es cierto que el Gobierno de España ha enviado a África un millón de preservativos, por cierto con fondos procedentes de los impuestos pagados por los contribuyentes españoles. Envío que, según la ciencia y la experiencia, no ha servido para reducir la enfermedad, sino para extenderla.
¿Cuántos dirigentes o militantes de los partidos que se autodefinen progresistas se van a instalar durante años en los hospitales especializados en sida, para que convivan con los enfermos, les atiendan, les den de comer, les limpien y les acompañen?
El Papa ha instalado en el África enferma a muchos millares de monjas y curas, de misioneros y misioneras. Obras son amores. Esa es la diferencia entre los que vociferan sectariamente y los que derraman cariño y atenciones.
Aparte del derecho del Papa a la libertad de expresión, como cualquier otra persona o grupo, y del problema diplomático que se suscitaría si la Proposición fuera aprobada, queda, entre otras, la cuestión de si un Parlamento democrático puede adoptar un acuerdo como el que nos ocupa. Acudamos al texto constitucional: El artículo 66.2 reconoce que “Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución”. Es decir, que no debe tratar cuestiones que excedan de su competencia. Con lo cual entramos en otra falsedad cometida por los miembros de la Mesa del Congreso que mantuvieron que ese órgano no entra en los contenidos de las iniciativas parlamentarias, cuando la verdad es que en varias ocasiones ha rechazado propuestas por considerarlas improcedentes.