La Silla de Felipe II: ¿Un altar prerromano
para hacer ofrecimientos a los dioses?
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Otro de los puntos clave en el misterio escurialense está en la Silla de Felipe II, un lugar, situado en el bosque de La Herrería, desde donde se dice que Felipe II observaba la evolución de las obras del Monasterio, aunque también hay otras teorías que poco tienen que ver con esta visión de la historia. Alicia Canto, arqueóloga, profesora de la Universidad Autónoma y vecina de la Sierra, cambió por completo la leyenda de este conocido paraje. Canto estudió durante años las similitudes de este enclave privilegiado con otros altares prehistóricos ya datados, y tras largas comprobaciones y el desarrollo de teorías, más lógicas que las del tallado de la roca para acoger las reales posaderas del gran monarca español, Canto concluyó en los años 90 que este enigmático lugar había sido una plaza de culto a las divinidades. El conocido mirador no sólo había cautivado a la realeza y artistas del Renacimiento, los pobladores prerromanos de esta serranía, aún sin confirmar si vetones o carpetanos, ya utilizaron esta pétrea plataforma como altar para hacer los ofrecimientos a sus dioses. Alicia Canto encontró algunas evidencias en la roca, como el canal por donde discurre la sangre de los sacrificios; e incluso pone en evidencia el tamaño del posible asiento real, ante las dimensiones del ropaje de la época, que impedirían su acomodo. Todo ello, sin tener en cuenta la enorme distancia y la perspectiva hasta el Monasterio, para acogerse este lugar como punto de control de las obras. Algo que hubiera resultado más viable desde el propio monte Abantos, situado sobre el mismo Monasterio. De lo que no cabe duda, pues, es del esotérico atractivo que históricamente ha infundido este valle y sus alrededores desde los tiempos más remotos. Atractivo que hoy día sigue influyendo sobre artistas, místicos y grupos religiosos. PAOLA F. LÓPEZ