Bob Dylan es el gran nombre de la cuarta edición de Viajazz. El autor de Blonde on Blonde, Time out of mind o Highway 61 revisited, el hombre que tendió puentes entre el folk y el rock y que es sin duda una de las grandes figuras de la música popular del último medio siglo encabezará el cartel de este festival, en el que también estarán el veterano bluesman B. B. King, Donna Hightower, Joe Sample y Randy Crawford, Wayne Shorter (con una formación en la que destaca el bajista John Patittucci), Fourplay (grupo que actuará por primera vez en España), Al Jarreau y, cubriendo la cuota española, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, formación clave en los años 70.
Ellos fueron la respuesta patria al cuarteto norteamericano Crosby, Stills, Nash & Young, y ahora, en su vuelta a los escenarios, intentarán disfrutar de una segunda juventud. Las entradas costarán 20 euros y el festival se celebrará entre el 5 y el 9 de julio. En cuanto al gasto que supondrá, la contratación de Dylan ha supuesto un desembolso de más de 300.000 euros, y la de B. B. King se sitúa por encima de los 200.000. Esto, sumado a la cantidad destinada a producción (200.000 euros) y al caché del resto de artistas hace que el festival se dispare por encima del millón de euros.
Cuestión de números¿A qué destinaría un millón de euros en nuestra ciudad?
Casi 15.000 personas acudieron a la Huerta del Obispo, en Alcalá de Henares, en el concierto que Bob Dylan ofreció hace dos años en la ciudad complutense. Sólo con esas cifras puede hacerse rentable un espectáculo de este tipo. Es cuestión de números, aunque también de imagen y valores añadidos: en este sentido, pocos serán los que se queden a cenar, dormir o simplemente a tomarse una copa en la localidad serrana; y en lo que respecta a la imagen, en algunos medios en los que ya se anuncia la gira española de Dylan, figura que éste actuará en Madrid (y Villalba, entre paréntesis). Quizá sea cuestión de plantearse si los nombres que componen Viajazz están a la altura de las posibilidades y necesidades de la localidad, y si un Ayuntamiento debe hacerse cargo de un gasto de este tipo, o bien dejar hacer a la iniciativa privada y limitarse a ceder el suelo y prestar un apoyo que siempre será necesario (como ocurre en el caso de la cercana localidad de Boadilla del Monte, donde este año se estrenará el novedoso festival Summercase, organizado por la solvente promotora Sinnamon). Un millón de euros es mucho dinero, y aunque la apuesta cultural merece la pena, también hay que recordar que, el resto del año, deja bastante que desear, especialmente si se compara con municipios de menor tamaño como San Lorenzo, Guadarrama, Torrelodones o Galapagar. A veces, la vida es cuestión de prioridades, y en Villalba las hay, sobre todo en materia deportiva, social, educativa y también cultural, todas ellas mucho más prioritarias que un festival de cinco días. En este sentido, no son pocos los que empiezan a hablar de lo que se podría hacer en el municipio con esta cantidad. Desde aquí, invitamos a nuestros lectores a que nos remitan sus propuestas o bien expresen sus opiniones a través de nuestro foro (
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