Los aullidos de Lobo Cojo

La supuesta inauguración oficial que al estilo Mister Marshall había soñado JP se ha quedado en eso, en el mismo sueño que tuvo el alcalde de Villar del Río (el pueblo que protagonizó la película de Berlanga), cambiando ¡faltaría más! las humildes viandas de los años 50 por canapés de salmón y caviar, solomillitos de cerdo ibérico, cigalitas, gambitas... todo ello bien regado con Ribera del Duero (reserva) y champán Don Periñón. Algunos piensan que JP ha recobrado la cordura y en vez de tirar la casa por la ventana, tras reconocer el despilfarro habido en esta obra, ha llegado a la conclusión de que lo mejor es dejarse de gaitas y poner en marcha el invento sin mucho ruido. Pero son aún más los que opinan que la anulación del esperado festín, con ministro/a incluido, es simple consecuencia del miedo escénico que rodea a los miembros del Ejecutivo por temor a que los perjudicados por esta obra les montan un sarao. Si es así, me decepcionan, porque es en estos casos donde los políticos, aunque se hayan equivocado, tienen que dar la cara’. Punto y final. La próxima semana volveremos a hablar de JP”.