Felices Fiestas infelices

Es hora de aparentar, porque estamos en Navidad. Si tienes dificultades económicas, no te preocupes, estamos en Navidad y puedes tirar la casa por la ventana porque pese a la crisis ya tendrás tiempo de apretarte el cinturón el resto del año. La ocasión y el placer nos lo demandan, hay que consumir toda clase de objetos y caros alimentos para estar en sintonía con el espíritu navideño. Tampoco las televisiones, periódicos, revistas y radios han olvidado recordarnos la multitud de magníficos regalos que se pueden adquirir. Tampoco debe importar expoliar los bosques, ya que hay que tener un bonito arbolito en el salón de casa lleno de luces para deleite de los niños. En fin, debo confesar que me da verguenza ver todo esto, observar el derroche que se realiza sabiendo que la gente se muere en otros lugares por no tener agua ni comida.Y lo que más me indigna es ver que la solución que nos da el sistema ante este remordimiento de conciencia no es otro que la caridad, esa que tanto predican ONGs, sacerdotes, obispos y demás almas bondadosas. Aunque dones las sobras parece que ya has hecho algo por los necesitados, incluso has limpiado tu sucia conciencia; en concreto, ya puedes considerarte un espectador seriamente preocupado por las desigualdades del sistema.