La feria taurina de Guadarrama se cierra con
un éxito notable
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
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Un momento de la faena de Juan Antonio Siro (Foto: Álvaro Blanco) |
La feria de novilladas de Guadarrama ha resultado la más brillante de la temporada serrana. Por triunfos de los novilleros, por la gran cantidad de utreros que han embestido y por su repercusión, el ciclo ha subido un peldaño más. Una feria consolidada que gracias al empeño y al trabajo de su Ayuntamiento se ha convertido en un ciclo decisivo en el panorama novilleril anual. Todo un ejemplo.
Miguel Ángel Delgado, Juan Antonio Siro y Juan Carlos Rey lograron salir a hombros, pero no hay que olvidar otros nombres que a punto estuvieron de hacerlo y que gustaron, como “El Sombrerero”, Miguel Tendero o “El Payo”, quienes firmaron actuaciones muy sólidas pero que no redondearon con el acero.
En cuanto a ganaderías, el nivel ha sido bárbaro: Cebaga Gago envió un encierro excelente, con dos novillos premiados con la vuelta al ruedo -incluso se pidió el indulto de uno de ellos-; novillada sobresaliente de Joselito; buena la de Alcurrucén, cumplió Valdefresno y sólo el lunar del Puerto de San Lorenzo, en una feria difícil de superar.
Todo con una magnífica presentación del ganado, con hechuras y muy en el tipo de sus respectivos encastes. Encierros muy íntegros y limpios.
Respecto al público, es exigente y duro, pero se rompe cuando ve torear bien. Y una presidencia que mide y no se sube al triunfalismo. En tiempo de crisis, la gente ha respondido de forma espléndida y sigue subiendo el número de abonados. En una plaza de gran capacidad ha habido más de 2.000 personas diarias. Un gran éxito y una gran feria donde todos los días hubo cosas importantes.
Tras la apertura del ciclo el lunes 29 de septiembre con el triunfal festival taurino donde tuvo lugar el indulto del novillo Maestrito de Joselito a cargo de César Jiménez, y tras la interesante novillada del miércoles 1 de octubre, la feria de novilladas de Guadarrama prosiguió su curso el jueves 2 con la lidia de un encierro de Alcurrucén. El lote enviado por los Hermanos Lozano estuvo bien presentado y serio, y en conjunto dio un interesante juego. Sobresalieron los dos primeros novillos, dentro de un conjunto donde hubo animales con movilidad y genio. Fue un festejo triunfal y entretenido, en el que El Payo, Miguel Ángel Delgado y Juan Carlos Rey se repartieron un total de seis orejas; los dos últimos salieron a hombros.
Delgado tuvo una actuación muy redonda y para él fueron tres apéndices. Destacó la gran faena a su primero, al que toreó de forma magnifica al natural en dos series que calaron hondamente en el público. Todo lo que hizo el sevillano tuvo aplomo y gusto, y su labor resultó muy compacta. Se volcó en la estocada y cortó dos orejas. Estuvo a punto de sumar otras dos del quinto tras una labor de mucho mérito y de novillero con mucho sitio y cuajado. El novillo fue más exigente y Delgado estuvo a un gran nivel, poniendo a todos de acuerdo. Como pinchó, sólo cortó un trofeo.
El Payo mostró su recuperación tras los percances de esta temporada. Su primero fue excelente y muy repetidor, y el mexicano le diseño una faena con buenas series de muletazos sobre ambas manos, imprimiendo temple y mostrándose muy seguro. Debió cortar las dos orejas, pero tuvo el hándicap de ser la faena que rompió plaza y el público se mostró más frío. El cuarto fue reservón y el azteca trató de encauzar las complicaciones del novillo.
Juan Carlos Rey también cortó una orejas de cada uno de sus novillos. Evidenciando ser un novillero con menos oficio que sus compañeros, pero dejó sus buenas formas.
A su primero le diseño una faena de menos a más, con derechazos y pases de pecho muy brillantes. Seguro con la espada, tocó pelo. Volvió a puntuar con el potable sexto; Rey se mostró muy por encima de las condiciones del novillo en una labor muy firme.
Una gran novillada de Joselito
El viernes 3, la ganadería de Joselito, con sus hierros de Tajo y La Reina, volvió a cosechar un sonoro éxito en la feria de Guadarrama. La novillada dio un juego excepcional, con cuatro novillos de gran nota y muchísimas posibilidades para el triunfo de los toreros. Fue una novillada brava, con gran fondo y una clase magnifica. El festejo estuvo condicionado por el frío y un molestísimo vendaval que hizo casi imposible su desarrollo. Fue una pena, ya que en unas óptimas condiciones los tres toreros hubieran salido en hombros.
La tarde tuvo un sólido triunfador: Miguel Tendero. Cortó un trofeo al sexto, en una labor de novillero de mucha capacidad y poderío. Cimbreó una gran faena y consiguió caldear al público, que a esas alturas estaba helado de frío. Contundente con la espada, paseó el trofeo. A punto estuvo de pasear otra oreja del tercero, un novillo muy manejable al que el de Albacete toreó con pulso y técnica.
José Manuel Más se llevó un lote de cuatro orejas y sólo consiguió una del quinto. Ante su primero apenas pudo esbozar algún muletazo limpio a causa del viento. Pudo acoplarse más con el quinto, en una faena donde dejó muletazos de mucha calidad sobre la mano derecha, aderezados con buenos y suaves pases de pecho. Su faena estuvo presidida por el buen gusto y tras una estocada baja se le pidieron con fuerza las dos orejas, pero la presidencia, manteniendo la rigurosidad de esta plaza, sólo le concedió una.
Juan Luis Rodríguez sorteó un bravo novillo de Joselito con el que dejo apuntes de su clase y de su personalidad, pero no pudo acoplarse del todo a causa del molesto viento. Hubo fases buenas, pero sin remate, ya que fue imposible torear despacio y bien. Con todo, si está más acertado con la espada hubiera cortado un apéndice. Fue un lujo de novillada por seria, pero a la vez bien hecha y con hechuras muy bonitas.
Vuelta a dos novillos de Cebada
Otra ganadería que obtuvo un gran éxito fue la de Cebada Gago, que el sábado 4 lidió en Guadarrama una novillada preciosa, muy ofensiva y tremendamente astifina. Dentro de un buen conjunto, el primero, bravo y codicioso, fue premiado con la vuelta al ruedo. Igual galardón que obtuvo el quinto, un animal manso en varas pero bravísimo en la muleta y para el que se pidió de forma clamorosa el indulto. El público montó una gran bronca, pero el presidente, muy firme, no consideró atender la petición, ya que el utrero manseó frente al caballo. En cualquier sitio se hubiera indultado, pero en una feria tan seria y no dada al triunfalismo como ésta no se quiso montar una fiesta.
El novillo fue una máquina de embestir y el novillero Juan Antonio Siro le entendió a la perfección. Le bajó mucho la mano, le llevó siempre muy sometido por bajo y logró series de hasta siete u ocho muletazos. Le hizo tres faenas en una y, para lo poco que este novillero ha toreado, le entendió perfectamente.
Siro cuajó una faena muy hermosa, logrando que el público se pusiera en pie. Cobró una gran estocada y se llevó dos orejas.
Su primero fue bravo, pero se mató contra un burladero tras el tercio de banderillas y Siro se quedó inédito.
El Sombrerero también cuajó una gran tarde, pero falló a espadas. A su primero le toreó con generosidad, dándole mucha distancia y toreándole primorosamente sobre ambas manos. Se le vio con mucho sitio y oficio frente a este bravo Cebada. Estuvo valiente y muy dispuesto el de Jaén con el parado cuarto, pero falló con el acero y fue ovacionado. Pudo cortar dos orejas.
Abel Valls estuvo aseado con su soso primero y firmó pasajes de buen toreo al natural con el excelente animal que cerró la novillada. El fallo a espadas se llevó otro triunfo.
Sólo falló el Puerto
El único lugar ganadero de la feria de Guadarrama fueron los utreros del Puerto de San Lorenzo jugados el domingo 5 en el último festejo del abono. La clásica novillada que anualmente organiza la Hermandad de San Francisco tuvo una presencia magnífica, con novillos muy serios, bien armados y con puntas muy limpias, pero sin embargo al encierro careció de fondo y fuerza. Hubo dos novillos potables, 1º y 6º. Sin embargo, el encierro fue duramente castigado en varas y quitaron brío y fuerzas a los novillos.
Lo más relevante lo hizo José Carlos Venegas, que frente al primero demostró un valor sereno impropio en un novillero, toreando con limpieza y ajuste sobre ambas manos. Marró con los aceros y el premio se esfumó. El cuarto no sirvió y Venegas se mostró de nuevo valiente.
Mario Aguilar estuvo espeso en su primero y castigó en exceso al quinto, que llegó muy flojo al último tercio y Aguilar quiso arrimarse, pero el público no le echó cuentas.
Juan Manuel Jiménez puso voluntad con su parado primero y a punto estuvo de cortar una oreja al sexto tras un trasteo en el que toreó con temple y limpieza sobre ambas manos.