Viaje al complejo mundo de la
miel y las abejas
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
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Imágenes de la abeja reina, extracción de los panales y cuadro operculado listo para extraer miel |
Los numerosos beneficios de las abejas en el medio ambiente y del consumo de miel para el organismo son incuestionables. Si el aceite es conocido como el oro líquido, la miel podría calificarse como la mejor fórmula para tener una salud de hierro. Para conocer este complejo mundo acompañamos a Jorge en la recolección de este preciado manjar. Este apicultor de la Sierra se introdujo en el sector con sólo 12 años por lo que tiene un profundo conocimiento del tema. La miel es un fluido dulce que producen las abejas a partir del néctar de las flores o de secreciones de partes vivas de plantas e insectos. La abeja recolectora guarda este compuesto, que entrega al llegar a la colmena, repitiéndose el proceso en distintas ocasiones, con lo que se va enriqueciendo. Luego es depositado en celdillas, donde por medio del aleteo de las alas, este incansable insecto va deshidratando, y cuando ya es miel en su punto justo, la abeja lo tapa con cera (opercular). Las abejas viven 22 días, recorren largas distancias y mueren agotadas.
Beneficios
La miel ingerida mejora trastornos intestinales, úlceras, insomnio, dolores de garganta, algunas enfermedades cardiacas, se utiliza para el tratamiento de faringitis, laringitis, rinitis, gripes, estados depresivos menores y también es ligeramente laxante. Aumenta el vigor muscular y estimula la formación de glóbulos rojos debido a la presencia de ácido fólico; igualmente, favorece la absorción de calcio, la osificación y la salida de los dientes... Un suma y sigue que se completa con su uso externo en quemaduras y heridas, así como en la cocina como conservante.
Este apicultor de la Sierra de Guadarrama -sus terrenos están en Robledo de Chavela- mantiene vivo este tradicional oficio, y aunque en la actualidad su producción se ha reducido, hace años llegó explotar más de medio centenar de colmenas.
La jornada empieza al amanecer. Tras protegerse con una escafandra y preparar el ahumador, que las avisa de que se va a abrir la colmena, nos dirigimos al lugar de operaciones. Con gran destreza, Jorge va examinando uno por uno los panales, seleccionando los que están totalmente operculados, es decir, los que las abejas han cubierto con una capa de cera. Cada uno de estos cuadros puede pesar de tres a seis kilos. Los que están incompletos se dejan en la colmena para que la colonia tenga alimento en invierno, ya que de lo contrario morirían.
A continuación se extrae la miel de los panales. El primer paso es el desoperculado: decir con un cuchillo bien afilado y caliente se retira la cera que cubre la miel. Estos panales se colocan en una máquina centrifugadora, en este caso manual, que extrae la miel de las celdillas, dejando los panales limpios. Después el producto se filtra, operación que Jorge realiza por duplicado, para retirar todas las impurezas. Aunque es preferible dejarla reposar unos días en unos bidones para que se decante, la miel ya está lista para su consumo, sin que sea necesario añadir conservantes.
La miel de este apicultor es muy apreciada por su gran calidad. “Desde Madrid venía mucha gente a comprarla”, señala. No en balde les dedica mucho tiempo, prestándoles todo tipo de cuidados, suministrando medicamentos que previenen la aparición de parásitos.