Cursos de Verano
El alcalde de Madrid recuerda la figura de Tierno Galván, en una jornada en la que José Luis Sampedro recibió la Medalla de Honor de la Complutense.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
“Los hombres más fascinantes son aquellos que en realidad han sido muchos hombres”. Con estas palabras inició el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, su intervención sobre Enrique Tierno Galván, cuya figura es objeto de análisis y reflexión en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en San Lorenzo de El Escorial.
Tras definirlo como “el icono de un tiempo y un lugar: el Madrid de la Transición”, Ruiz Gallardón repasó las múltiples facetas y recorridos vitales del que fuera el primer regidor democrático de la capital.
De su perfil académico destacó su obra El tacitismo en las doctrinas políticas del Siglo de Oro español, mientras que respecto a su trayectoria política citó la fundación del Partido Socialista del Interior, luego llamado Popular, y su participación en la creación de la Junta Democrática de España. “La posibilidad de hacer política en libertad a partir de 1975 se sobrepuso a cualquier veleidad intelectual”, apuntó el alcalde, quien definió a Tierno como un político “con sentido práctico”. “Fue en el Ayuntamiento de Madrid”, recordó, “cuando las exigencias inmediatas de la realidad le pusieron ante la urgencia de la acción, que es la prueba de fuego que debe pasar todo político”. En el ámbito municipal su labor más notable como alcalde fue, en palabras de Ruiz Gallardón, “fijar algunos temas por los que luego iba a discurrir la vida local”. Y puso como ejemplos el desmantelamiento del paso elevado de Atocha, porque supuso “devolver a los madrileños un espacio público amplio y un elemento de identidad fundamental”. Con iniciativas de esta índole, apuntó, se fue rescatando el Madrid originario que había quedado sepultado bajo los excesos del desarrollismo y sus falsas formas de progreso.
El interés que mostró Tierno Galván por recuperar el Manzanares con su famosa propuesta de poner patos en el río tenía un objetivo: “Recordar a los que vendríamos después que Madrid tiene un río que merece ser recuperado y disfrutado por los ciudadanos, y que el tráfico no puede arrebatarles lo que, desde la fundación de la ciudad, es un rasgo característico de ésta”. Otro punto de afinidad es la proyección exterior de la ciudad, que “él comenzó a fomentar en un plano sobre todo institucional, y que nosotros queremos reforzar también en el económico, turístico y cultural”.
De sus aciertos también incidió en la capacidad que tuvo de “ver la agenda”, y que para Gallardón es “una de las habilidades más necesarias y al tiempo más difíciles que un buen político debe acreditar”. Alabó su capacidad de comprender que Madrid tiene una personalidad propia que “no se agota en la capitalidad política del Estado, sino que merece desarrollarse y prosperar por sí misma”. Rememoró sus célebres bandos, dotados de una mezcla muy meditada de arcaísmo de fondo y de modernidad en el planteamiento, y su capacidad de identificación con la Movida.