El paréntesis
Carta abierta a Esperanza Aguirre
Enrique Garza Grau
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Estimada presidenta: desde el día 19 de noviembre de 2003, momento en el que asumió sus responsabilidades ante los ciudadanos de la Comunidad de Madrid en el debate de investidura, no ha dejado de demostrar a los madrileños su tesón, su fuerza, su honradez y su espíritu de lucha.
Se definió en aquel duro y comprometido discurso como una persona de principios y lealtades; incluso en aquella intervención, en cuya virtud los madrileños le otorgamos nuestra confianza, hizo mención a la Ley Estatal de 1998 augurando un mal presagio “...todo aquello que no está protegido por sus valores medioambientales, arqueológicos o de otro tipo puede ser transformado en urbanizable” (el punto más imprudente, débil y peligroso de su discurso). En este sentido, se comprometía a ahondar en el camino iniciado en esta ley; ahora bien, con todo el respeto que se merece como persona e institución, plantea como solución una premisa taimada; avanzar en la liberación del suelo y trasladar a los ayuntamientos la necesidad de revisar sus planeamientos. En este mismo acto, se comprometió en sede parlamentaria a que su Gobierno sometiera todas sus actuaciones en materia de ordenación del territorio, siempre con respeto a la defensa y protección del medio ambiente “...en el aire, en el agua, y en la tierra está nuestro futuro”- Esperanza Aguirre. Dixit-.
Estoy totalmente de acuerdo con usted, como lo están posiblemente gran parte de sus votantes, algunos que no lo han sido, incluso algunos de los que algún día lo serán. Por eso, y porque la creo, y la creí en su investidura, le pido, le pedimos muchos ciudadanos de El Escorial y San Lorenzo que reflexione... Usted conoce como nadie el campo, el entorno ecológico, medioambiental y cultural de estos dos municipios. Entiendo que por cercanía personal y física, y por lo obligado del cargo que ocupa, le ha de resultar ineludible que conozca al detalle el proyecto urbanístico denominado El Ensanche. Ruego que en ningún caso considere que, por razones espurias o por convicciones de ecologismo mal entendido, he llegado a la conclusión de que El Ensanche puede ser una catástrofe urbanística, medioambiental, cultural y estética. Es cierto que en la zona existen edificaciones consolidadas pésimamente urbanizadas; y sobre esa zona, en sentido estricto, no sólo podría, sino debería, reorganizarse el planeamiento.
Lamentablemente, España no está siendo un buen ejemplo de urbanismo, ecuánime y respetuoso con su patrimonio artístico, cultural y natural (tan sólo hay que comparar el equilibrio urbanístico de la milenaria Lisboa con las agresiones al ecosistema y a edificios que deberían ser patrimonio artístico en nuestra comunidad). La belleza de la fresneda más importante (quizá la única) de la Comunidad de Madrid que se encuentra en El Escorial entre la carretera que transcurre entre San Lorenzo y Guadarrama hasta el pantano de Valmayor queda expresamente “fuera” del Plan de Ordenación de Recursos Naturales de la Sierra del Guadarrama. Señora Aguirre, usted conoce como nadie El Escorial y no cabe duda que ha viajado desde Madrid hasta San Lorenzo cientos de veces atravesando el puente del pantano, mientras se aproxima por la alambicada carretera -me gusta llamarlo camino por la sencillez y hondura de la palabra- que nos acerca al pie de la Gran Obra de Felipe II. La mirada ineludiblemente le habrá transportado de lo cotidiano al mundo de los sentidos y pensamientos más sutiles... en ese ámbito onírico que se oculta entre los miles de fresnos, robles y encinas convertidos en compañeros de viaje hasta final de trayecto: el casco urbano de San Lorenzo. Dehesas, fresnos, robledales y encinas... son nuestro Balsaín; son el hábitat de la cigüeña negra, y de muchas otras especies (hasta 150 protegidas por la legislación europea). ¿Por qué se quedan fuera del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Sierra del Guadarrama? ¿Por qué deja en manos de los alcaldes todas las competencias urbanísticas? Usted es liberal. Quién suscribe conservador. Parece lo mismo pero no es igual... Entre muchas otras cosas, la diferencia esencial la establece la doctrina social de la Iglesia “...la libertad económica es solamente un elemento de libertad humana. Cuando aquella se vuelve autónoma, es decir, cuando el hombre es considerado más como un producto o un consumidor de bienes más que como un sujeto que consume y produce para vivir, pierde su necesaria relación con la persona y termina por alinearla y oprimirla”. El Ensanche lo proyectó el PP, a él se opuso el Partido Socialista y Ecologistas en Acción -ahora en paro, desde que en El Escorial este proyecto lo defiende el PSOE-, pero ni unos ni otros tenían o tienen el control del proyecto; el problema estriba en el marco normativo...es liberal; y esto supone que ni usted, ni el PP, ni el PSOE, ni la historia, ni la naturaleza dirigen el proyecto...simplemente es el mercado el que lo regula y promueve. Sin control. Sin límites.
Es un error... un grave error, el artículo 4 de la Ley del Suelo de la Comunidad que deja la absoluta potestad administrativa en régimen urbanístico al municipio. ¿Quién garantiza que un alcalde no se equivoque y autorice un desastre urbanístico por muy democrática que haya sido su elección? ¿Quién remedia el daño causado? ¿Verá usted en el futuro mientras viaja a El Escorial esas fresnedas desprotegidas en el denominado PORN de la Sierra del Guadarrama, o por el contrario contemplará cientos de bloques que sirvan de pantalla para tapar la Sierra y el Monasterio? Usted, señora presidenta puede remediar que esto ocurra...Lamentablemente, he visto demoler edificios de la época de Carlos III, he visto descuartizar viviendas unifamiliares perfectamente integradas en el urbanismo local (como planificó Juan de Villanueva). Ahora, con la excusa facilona y populista de las viviendas sociales, nos viene la voladura de centenares de hectáreas (Ensanche... y algo más) para crear 5.000 o 7.000 viviendas en la zona.
Señora Aguirre, sabe mejor que nadie que esto no es Sanchinarro; no permita que lo sea, no permita que los municipios se arroguen todas las competencias en materia urbanística. Es una barbaridad el artículo 16 de la Ley de Suelo de la Comunidad de Madrid en el que se considera tan sólo suelo no urbanizable aquel que no esté sometido al algún régimen de protección. Señora presidenta, esta es la zona más preciada de la Comunidad de Madrid, lo ha sido desde el reinado de Felipe II hasta nuestros días, no pase usted a la historia como la persona que permitió la voladura del entorno de El Escorial. A su vez, esta zona es proporcionalmente deseada para la especulación incontrolada. La Ley de Suelo está abriendo la posibilidad de urbanizarlo todo. Lea las limitaciones que establece la Orden 2173/2002, de 10 de septiembre. Consulte con ingenieros agrónomos de reconocido prestigio sobre esta materia. Compruebe lo que puede ocurrir en la zona que se encuentra detrás de La Granjilla (sabe de qué le hablo) hasta Peralejo y Zarzalejo. No permita que ningún alcalde pueda por falta de diligencia o pusilanimidad terminar con el único entorno con un potencial importante de la Comunidad de Madrid, de forma definitiva e irreversible. Me remito a sus palabras “...en el aire, en el agua, y en la tierra está nuestro futuro”. Con el vigente marco normativo, cuando vuelva a El Escorial, no le acompañarán desde Valmayor los fresnos, robles y encinas; tampoco su mundo onírico viajará hasta la imponente vista del Monasterio, tan sólo verá... bloques de hormigón, carteles anunciando urbanizaciones y supermercados. En ese momento no habrá tiempo para el arrepentimiento. Escribo en los umbrales del invierno, todavía el campo está cubierto de la nieve de estos días... desde Valmayor sueño Abantos y el Monasterio de El Escorial. Ni a sus hijos, ni a los nuestros, les gustará su legado, si no evita que los grupos de presión dirijan el urbanismo en la Comunidad de Madrid.