Gran tarde de “El Cid” en el ecuador de San Isidro
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
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“El Payo”, toreando al natural en Madrid (Foto: WWW.LAS-VENTAS.COM) |
Llegados al ecuador de la feria de San Isidro, la actuación más rotunda de lo que va de feria la ha protagonizado Manuel Jesús “El Cid”. Su gran faena será recordada por mucho tiempo por los aficionados de la cátedra venteña. No hablamos ya de la mejor faena de San Isidro, sino de una de las mejores obras que se van a hacer en toda esta temporada 2008. Pero una vez más, falló con si talón de Aquiles: la espada. Todo esto ocurrió en la festividad de San Isidro, el jueves pasado, cuando se lidió una seria corrida de “El Pilar”, con tres toros excelentes, uno de ellos, el cuarto, bravo y a más. Una vacada de la familia Fraile, ésa que tan poco valoran algunas voces interesadas. Para su desgracia, va a ser una de las corridas de la feria.
La faena de “El Cid” a ese quinto toro de la tarde fue cumbre. Un faenón. La labor no tuvo máculas. Comenzó sin probaturas, dando espacios y distancias al bravo toro de “El Pilar”. Sobre la mano izquierda, el sevillano esculpió un toreo al natural de muchísimos quilates y gran pureza. Dando todas las ventajas al animal en una labor de gran pureza y temple. En tres series con la izquierda paró el reloj con muletazos rematados muy atrás y arrastrando media muleta por la arena. El toro fue bravo de verdad, pero el torero le cuajó sobre ambos pitones, poniendo al público en pie cada vez que concluía una serie. Las orejas estaban en la mano, pero los repetitivos pinchazos se llevaron el gran triunfo. El torero recibió una aclamada ovación desde el platillo con lágrimas en los ojos.
Frente a su primero, “El Cid” tuvo una actuación de mucho mérito que le valió para dar una vuelta al ruedo tras fuerte petición. Del resto de la corrida hay que destacar dos toros: cuarto y sexto. El primero de ellos no fue aprovechado por Juan Bautista, que estuvo lejos de lo que fue el pasado año con un toreo muy mecánico y despegado. Alejandro Talavante dejó una sensación triste y no atraviesa su mejor momento.
El viernes 16 fue jornada de resaca después del éxito del día anterior. Si lidiaron toros del Marqués de Domecq, de juego muy deslucido y que apenas dieron opciones. Volvía este hierro a Madrid después de años y las cosas no rodaron para la divisa gaditana. Rafaelillo estuvo muy dispuesto con su primero, un ejemplar complicado que le propinó una fea voltereta. Muy valiente, e intentando sacar lo máximo de sus oponentes, Javier Valverde estuvo a punto de arrancarle la oreja al sexto, que le prendió de mala manera, afortunadamente, sin consecuencias. Mientras, Iván Vicente se mostró aseado con un lote complicado.
Andy Cartagena, a hombros
En la primera corrida de rejones del serial, celebrada el sábado 17, Andy Cartagena salió a hombros tras cortar las dos orejas al sexto de la tarde. El rejoneador puso toda la carne en el asador en una actuación muy entregada, en la que consiguió los momentos más álgidos a lomos del caballo Pericalvo. La segunda oreja fue un tanto generosa. El encierro de San Pelayo resulto muy soso y poco colaborador. Pablo Hermoso de Mendoza también se hizo con un trofeo tras una entonada labor rematada de un certero rejonazo. Joao Moura se marchó de vacío.
Se esperaba la vuelta de la histórica ganadería de Samuel Flores el pasado domingo. Llevaba tres años sin acudir a este compromiso isidril y la buena corrida lidiada el pasado año en Albacete hacía presagiar que esta vacada estaba en vías de recuperación. No fue así y el ganadero manchego pegó un sonoro petardo.
De los seis toros, dos fueron devueltos por inválidos, tres fueron muy mansos y sólo uno fue potable.
Pepín Liria se despidió de la afición de Madrid. La empresa no tuvo la sensibilidad de darle dos tardes a un torero con una hoja de servicios intachable. Lo intentó con un sobrero del Jaral de la Mira nada fácil y poco pudo hacer con un mansurrón del hierro titular. El murciano recibió dos fortísimas ovaciones a una trayectoria como pocas.
Luis Francisco Esplá pasó de puntillas y se alivió con un lote con problemas y remiso a seguir las telas. El diestro alicantino anunció luego que ha decidido no volver a Madrid. Parece que su intención es decir adiós a la profesión el próximo año en Alicante, para dar la alternativa a su hijo Alejandro y pisar sólo aquellas plazas que crea conveniente.
El mejor astado de Samuel Flores fue para Serranito, que no encontró las teclas precisas. El toro, en manso, fue aprovechable, pero el torero no se centró y se perdió en un trasteo muy largo y sin conexión con el tendido.
Gran faena de ‘El Payo’
El novillero mexicano Octavio García “El Payo”, al que apodera Alberto Elvira, tuvo una gran actuación el pasado lunes ante la novillada de La Quinta. El chaval estuvo entregadísimo toda la tarde y tenía las dos orejas cortadas en su primero, pero la espada le privó de la Puerta Grande. Se mostró variadísimo, no perdonó un quite y, no conformándose con eso, arreó tanto en su segundo oponente que recibió una cornada menos grave por debajo de la rodilla.
Pepe Moral estuvo muy por encima de las condiciones de sus novillos y mostró estar preparado para compromisos mayores. Por su parte, Daniel Martín pasaportó tres novillos y acusó el percance que tiene en la mandíbula. El ganador del último Galápago de Oro anduvo a la deriva, sin sitio y sin recursos.
Serafín Marín y Matías Tejela reaparecieron el martes en Las Ventas después de sus percances en Zaragoza y Nimes, respectivamente. Fue una de estas tardes plúmbeas en Madrid donde ni los toros acabaron de romper ni los diestros estuvieron al nivel que se esperaba.
Juan Bautista volvió a tener una actuación muy tibia, mientras que Serafín Marín compuso una faena con altibajos al noble quinto en una labor que nunca tomó vuelo. A Matías Tejela se le notó que todavía no se ha recuperado del todo. Con un lote difícil, abrevió.
Decepción el miércoles
Uno de los carteles más rematados del abono era el del pasado miércoles: Enrique Ponce, Sebastián Castella y Morenito de Aranda, que sustituía a Joselito Adame. Los toros de Alcurrucén prometían. Sin embargo, el encierro fue toda una decepción. A los toros les faltó casta, clase y embestir por derecho. A eso se sumaron el genio y las complicaciones, por lo que hubo muy pocas cosas reseñables en una tarde que terminó en desencanto.
Enrique Ponce pechó con un lote duro y áspero pero su capacidad y sabiduría acabó saliendo a flote. Estuvo a punto de meter en la canasta a su segundo, un toro muy violento y que acometía con todo. Hubo do series de mucho mérito, pero el animal se paró y se negó a seguir acudiendo a la muleta.
Sebastián Castella dejó instantes muy buenos con el primero de su lote pero el toro se rajó y su faena se quedó a medias. Para Morenito de Aranda fue el lote más colaborador. Tuvo muy buenos instantes con su primero, en una faena con gusto y donde dejó muletazos sueltos de mucha calidad. Nos quedamos con un prodigioso saludo de capa, con varias verónicas sensacionales. Hubiera podido cortar una oreja, pero como no acertó con la espada tuvo que confirmarse con una fuerte ovación.