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PUNTO DE VISTA

¿Productividad o parafernalia?

Santiago Grande Aguilera

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
¿Productividad o parafernalia?
Tiempo ha transcurrido ya desde que se dieron los primeros pasos recalificadores del territorio en Collado Villalba, acabando con su entorno natural y acentuando más incluso el problema de la escasez de vivienda asequible para las rentas más bajas. En concreto han pasado han pasado ocho años, más o menos. Con que afán y denuedo se lanzaban nuestro alcalde y demás miembros de la Corporación a recetarnos del frasco neoliberal unas cuantas puyas, más que inyecciones, que nos han dejado arriñonados, a falta de la puntilla, en las postrimerías de tres legislaturas consecutivas. Todavía lo recuerdo: en el proceso de aprobación del PGOU -oscurantista y lleno de irregularidades donde los haya-, el regidor villalbino se deslizaba con soltura enumerando la denominación y condiciones de ejecución de cada uno de los sectores a malear, digo a recalificar. Pero eso sí, con un tono de voz inusualmente bajo en él y muy rápido, apresurado, con el evidente propósito de pasar el trago cuanto antes, contribuir a la ceremonia de la confusión y que la gente no comprendiera nada. Tan sólo al final te enterabas de algo cuando decía eso de metro cuadrado/m2. Pueril espectáculo (para la población tan sólo) al que tuvimos que asistir aquellos días. Tan sólo faltaba escuchar el clinck metálico de aquellas antiguas cajas registradoras esbeltamente decoradas en relieve, plateadas o doradas, que se abrían sensacionalmente cuando el tendero daba a la manivela para cobrarte los 200 gramos de jamón.

Ahora, por lo visto, hay quien se dedica a descubrir plaquitas como la de la Casa del Pueblo (actual sede de UGT). Bien por los antiguos militantes ugetistas, y también cenetistas, por supuesto. Estos, todos ellos, sí que se dejaron la piel en el camino, recorrido palmo a palmo con entusiasmo y absoluta, sincera y abnegada dedicación.

Entre estos dos periodos, los inicios del programa socialista y la actual fase acomodaticia, tan sólo han sucedido cosas como el endeudamiento cercano a la quiebra de las finanzas municipales, despilfarro económico y dispendio a lo Elton John, realización de obras faraónicas inútiles e inacabadas que nos hipotecan durante 40 años, planificación desastrosa del diseño técnico de éstas (la fuente sigue sin echar agua), privatización de las responsabilidades de los concejales en la gestión pública en su ámbito de trabajo como es la prestación de servicios deportivos, talas indiscriminadas de árboles sustituidos por bonsáis y arbolitos que se secan, destrucción del casco antiguo, abandono y enajenación del patrimonio de tierras públicas municipales a la suerte del mercado, concesión de suelo público a los capitalistas privados madrileños para hacer un hospital a su gusto y condición burguesa, destrucción de parajes naturales y montes públicos como la Chopera, acorralamiento de la Dehesa corpore in sepulcro, montañas de escombros al lado de la A-6, etc. Y para solucionar todo este desprendimiento de funciones públicas de nuestros políticos municipales con cartera, ahí va un aumento del sueldo que perciben en concepto de padres del municipio, cercano al 40 por ciento atribuíble a la apisonadora PSOE-PP (ocho millones del pesetas/año) y aguinaldo o paga extraordinaria. Bien. No está mal. Muy productivo.

Pues si ésta es la ratio o baremo de relación entre salario y trabajo, José Pablo González Durán está en condiciones de formar parte del selecto club al que pertenecían los integrantes de los antiguos Casinos provincianos de la restauración, prohombres de la patria formada por oligarcas financieros, jerarcas políticos, terratenientes, industriales y caciques locales que se entretenían, puro en mano, amargando la existencia a unos cuantos desamparados. Creo que la Casa del Pueblo no se corresponde con su andadura política.

Por decirlo de otra manera, uno de los fines de ciertos cargos políticos diseñados en la actualidad, con esos sobresueldos, es el enriquecimiento personal de quienes lo detentan. Legalizado, porque se otorgan a sí mismos sus propias normas en su beneficio, pero éticamente inaceptable. Recurriendo a la sabiduría popular, y evitando ser soez en su transcripción literal: se comen el pan y se dejan el morral.
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