Aquellos
maravillosos años
Alfredo fernández
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El pasado fin de semana, un grupo de amigos decidimos ir a una céntrico local de Valdemorillo. En esta cafetería dos vecinos de la localidad mantenían una pequeña disputa : uno opinaba que la feria taurina había pegado un bajón importante; el otro, defendía su postura, argumentando que lo de hoy es tan bueno como lo de antaño.
Lo curioso fue cuando el primero sacó un viejo cartel de la feria de Valdemorillo de 1984. Para mi propio asombro y el de ellos, fue lo que aquella feria de los años ochenta aguardaba: dos corridas y tres novilladas picadas, una de ellas con ocho novillos. Novilleros de fuste como eran “Joselito”, “Fundi”, Bote... y corridas de toros de oportunidad con ganado serio y con diestros que buscaban agarrar una corrida en Las Ventas antes de San Isidro. Tal es el caso de Ortega Cano, Andrés Caballero... una feria con base, con carteles atractivos y que hacía que la afición de la capital acudiese en masa a Valdemorillo. Por eso a mí no me pueden vender ahora la película esa que si la “Chimenea de Oro” (se quita una novillada picada y la empresa ahorra costes), que si una de rejones... Lo que debería de es ser una feria como la de antes, con la base de novilladas picadas de lujo y bien presentadas.
Las pruebas quedaron de manifiesto y el que mantenía lo “buena” que es la feria tuvo que resignarse. Yo, para apostillar ,tuve que preguntar lo que antes se gastaba el Ayuntamiento en subvencionar la feria y lo que hoy en día se da a Tomás Entero. La respuesta fue negativa. Es una pena que la mayoría no sepa la pomposa subvención que se le da a la empresa y así valore.
Yo respeto mucho a Valdemorillo. Me gustan sus gentes y hay una buena afición a la que mimar y cuidar. Por eso me duele que las cosas no se hagan como deben. No puede ser que una aficionada escuche por televisión las declaraciones del empresario diciendo lo buena que ha sido la feria y la corrida. Cualquier opinión es respetable y válida pero esta aficionada se sintió indignada porque antes había visto una moruchada indigna. “La feria habrá sido buena para él”, dijo. Una cosa es lo que se nos quiere vender y otra cosa la opinión a pie de calle de una aficionada que ha pasado por taquilla y que no ha tenido un pase de callejón.