Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
Julio Aparicio, que volvía a la plaza de Las Ventas de Madrid tras una prolongada ausencia desde el año 1998, cayó herido de gravedad en la corrida de toros del Domingo de Resurrección. El madrileño era esperado con mucho calor por los aficionados que ocuparon las tres cuartas partes de la Monumental venteña. El espada fue prendido mientras entraba a matar a su primer toro del Puerto de San Lorenzo, infiriéndole una grave cornada en el muslo izquierdo.
La tarde que fue prácticamente invernal, con frío intenso y una temperatura muy baja. No consiguió tampoco subir el termómetro en el apartado artístico, ya que el encierro con el hierro del Puerto de San Lorenzo defraudó y no estuvo al nivel que se esperaba. El pasado año la vacada salmantina echó un año magnífico en esta plaza, con tres sextetos de notable juego.
Como decimos, el ganado fue mansote, deslucido y le faltó raza y clase, pero bien es verdad que hubo un par de toros potables (tercero y quinto) que debieron ser aprovechados de otra manera. Y el cartel prometía, porque volvía Morante tras su retirada y se anunciaba también Miguel Ángel Perera, uno de los toreros más emergentes del momento.
Aparicio tuvo la suerte esquiva y cayó herido. Tras romperse el paseíllo, el público le obsequió con una gran ovación. La mágica faena en este coso en el San Isidro de 1996 está aún impresa en la retina de todos.
Su primero fue un manso que se rajó. El torero le recibió bien de capa y le llevó de forma torera al caballo de picar. El diestro quería. El del Puerto llegó a la muleta muy huidizo y saliéndose de najas a cada muletazo. Sin embargo, cuando metía la cara lo hacía con trasmisión. Aparicio dejó algunos muletazos marca de la casa, muy inspirados. Con el arrebujo y la enjundia que le caracteriza. La ligazón de la faena era imposible porque el toro rehuía la pelea. Hubo varias fases muy jaleadas. El diestro se gustó. Tras un pinchazo, dejó una buena estocada donde fue empitonado.
Morante lo intentó con el segundo de la tarde, un animal muy parado ante el que el sevillano puso más empeño que otras veces. Quiso el torero, pero el animal no sirvió. Lo que es imperdonable es el sainete que dio con la espada. Con el cuarto, que estoqueó por percance de Aparicio, el de la Puebla, se centró en algunos momentos sin demasiado brillo.
Lanceó muy bien de capa Morante al sexto, con algún retazo de su majestuosa torería. El comienzo de faena albergó esperanzas. Hubo sentimiento y regusto y parecía que la faena tomaría vuelo, con muletazos de cartel. Pero el del Puerto se disipó como una gaseosa y se paró. Ahí acabó todo y el torero cortó con brevedad la faena entre el desencanto del público.
Por su parte, Miguel Ángel Perera se llevó el mejor lote. Su primero fue un toro bueno y dócil pero de escaso fondo, ya que a la tercera tanda el toro se acabó. El quinto ya fue otra cosa. Aquí Perera no estuvo al nivel que se esperaba. Se lo enseñó Morante en un precioso quite con unas verónicas lentas y rítmicas rematadas con una media de cartel a pies juntos en el centro del platillo. Perera le replicó por unas gaoneras muy valerosas y muy quieta la planta, rematadas con una revolera de buen aire. Bienvenida competencia.
El del Puerto era un toro boyante, que se venía de lejos y aunaba fijeza y buena clase. El inicio de faena de Perera tuvo buen planteamiento. Hubo dos tandas donde llevó muy embebido y toreado a su oponente. La plaza se le entregó. Pero el torero fue acortando la distancia. Un error. La faena bajó en intensidad. No hubo acople. El público lo vio y se puso de parte del toro. Perera se amontonó.
Este domingo, interesante festejo
Para este domingo, 29 de marzo, se anuncia en la Monumental venteña la segunda novillada con picadores de la temporada. Será un interesante festejo en el que se acartelan tres novilleros que la pasada temporada pasaron por Las Ventas con muy buen pie. Nos referimos a Alberto Lamelas, Pepe Moral y Julio Parejo. Los seis novillos pertenecerán a la vacada de Hermanos Domínguez Camacho. A partir de las 18.00 horas.