Sin malicia
Teodoro
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La lucha democrática es el derecho que le queda a un pueblo a la hora de enfrentarse a quienes pretenden anteponen sus intereses personales a los del colectivo de ciudadanos. Collado Villalba es un municipio grande en número de habitantes, pero pequeño en servicios y por eso tendrá que hacer un gran esfuerzo si quiere superar esta compleja situación.
Y me temo que para conseguirlo no vamos a poder contar con los políticos que rigen actualmente este Consistorio; es más, tendremos que luchar democráticamente contra ellos si queremos frenar ese engañoso plan de modernización que nos quiere vender porque con ello lo único que se conseguirá es endeudar aún más nuestras arcas municipales y posiblemente que algunos sigan enriqueciéndose a nuestra cuenta. Villalba va de mal en peor. Hace pocos días cinco delincuentes violaban en plena vía pública a una joven que volvía a su casa. Este es, al menos hasta ahora, el último suceso de una lista tan larga como macabra; torturas psicológicas y físicas, ajustes de cuentas, robos violentos en urbanizaciones, venta de drogas en la vía pública... La actitud de ciertas personas no hace más que acrecentar el odio y la rabia entre una población que poco a poco va perdiendo la esperanza de encontrar de nuevo aquel pueblo acogedor y tranquilo, que se ha convertido en una ciudad dormitorio totalmente deshumanizada y peligrosa.
En la actualidad el Ejecutivo villalbino parece atascado, ¿tal vez por la obra de remodelación de Honorio Lozano? Y si es así, ¿qué hará para desatascarlo José Pablo? ¿Acaso se ha creído las estadísticas que manejó la semana pasada el delegado del Gobierno en su visita relámpago al municipio donde se decía que los casos de delincuencia en nuestra ciudad habían descendido en el último año? ¿Cómo se hacen esas estadísticas?¿Qué atestados se tienen en cuenta para elaborarlas?.
Nosotros hemos cumplido con todo lo que nos pide un estado social de derecho; fuimos a votar la que creíamos era la mejor opción y ahora muchos estamos defraudados porque el churri, con la mayoría absoluta en el bolsillo, se olvidó sus promesas electorales. Ahora, lo único que nos queda es esperar a que dentro de poco se celebren las nuevas elecciones municipales y que a través de las urnas podamos solucionar nuestros males. El pueblo es soberano y en la magnífica memoria que tienen los ciudadanos radica la esperanza de conseguir que se produzca un cambio sustancial en los órganos del futuro Gobierno local, porque ningún político puede jugar con los derechos de un pueblo y seguir pensando que saldrá impune.