El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, atraviesa su primera gran crisis. Tras su discurso, en donde criticó el paro del sector rural y confirmó las retenciones a las exportaciones, el pueblo salió a la calle a manifestarse en contra de las medidas y su poca disposición al diálogo.
Manifestantes opositores al Gobierno de Cristina Kirchner y defensores de la presidenta se enzarzaron a golpes, la madrugada del miércoles, en los alrededores de la Plaza de Mayo, donde miles de personas llevaban a cabo pacíficamente la primera cacerolada antigubernamental.
En torno al obelisco porteño y a lo largo de la avenida de Mayo había enfrentamientos e insultos entre los activistas de los bandos peleados por la política tributaria del Gobierno hacia los sectores rurales y la huelga indeterminada que mantienen los productores agropecuarios.
Al frente de los grupos de choque que apoyan a Cristina Kirchner marchaban los ex secretarios de gobierno bonaerense Emilio Pérsico y de tierras Luis D' Elia, que encabezaban una suerte de contramarcha para frenar las 'caceroladas' espontáneas que tenían lugar en la Plaza de Mayo, el centro político del país.
Respuesta en la calle a la presidenta
Las manifestaciones surgieron de forma espontánea por el malestar con la política tributaria del Gobierno hacia los sectores productivos del campo, se extienden a las ciudades de San Miguel de Tucumán, Santa Fe, Mar del Plata y muchas otras poblaciones y hasta en carreteras a lo largo y ancho del país.
Miles de familias se concentran en las avenidas porteñas Santa Fe, Callao y Cabildo batiendo cacerolas y utensilios de cocina, con un tan-tan seco y sonoro, que representa la bronca de los productores y trabajadores rurales por el fuerte subida de impuestos que Kirchner impuso a los exportadores de cereales.
Con el nuevo esquema tributario, los productores deben dejar en las arcas del Estado hasta el 56% del total de sus ventas. Por eso desde hace 13 días los agricultores y hacendados cumplen una huelga nacional contra el Gobierno, sin comercializar granos ni carnes en el mercado mayorista.
En muchos puntos del país cortan carreteras o impiden el tránsito de camiones cargados de alimentos, con lo cual en los supermercados y tiendas de Buenos Aires y otras ciudades empieza a haber desabastecimiento de carne, lácteos y pollo.
No obstante, las cuatro entidades que agrupan a todos los empresarios del campo -Sociedad Rural, Confederaciones Rurales, Federación Agrararia, y Coninagro- decretaron este martes que la huelga seguirá por tiempo indeterminado "ante la falta de respuestas positivas del gobierno nacional".
Poco después, la Presidenta Kirchner reaccionó con un discurso en la Casa Rosada muy crítico con el sector rural, el más importante de la economía ya que aporta el 40% del PIB de Argentina.
"No me voy a someter a ninguna extorsión", proclamó la jefa del Estado y desafió a quienes protestan montando piquetes en las rutas calificándoles de "piquetes de la abundancia", en referencia a que el campo exporta alimentos por 15.400 millones de euros al año.
"Esta competitividad que tiene el sector es la que los ha tornado en competitivos y con una rentabilidad nunca antes vista. Si no hubiera retenciones (impuestos) al pollo, la carne y la leche, los argentinos la verían por televisión", se burló la presidenta.
A juzgar por la reacción de la gente, las palabras de la presidenta no hicieron sino empeorar las cosas, pues pocos minutos después empezaron a escucharse las caceroladas en distintos puntos de Buenos Aires y continuaban hacia la medianoche.