El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La izquierda francesa salió ayer ampliamente vencedora de la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas. La impopularidad del presidente Nicolas Sarkozy contribuyó a este resultado
El Partido Socialista (PS) recuperó 30 de las 40 ciudades de más de 30.000 habitantes que perdió en 2001, entre las que figuran Toulouse y Estrasburgo, pero no consiguió hacerse con el premio gordo: Marsella. Por muy poco, el gran puerto mediterráneo seguirá en poder del actual alcalde conservador Jean-Claude Gaudin. Aún más ajustada ha sido la derrota del líder centrista François Bayrou, que perdió en Pau frente a la candidata socialista Martine Lignières-Cassou por menos de 200 votos.
En el cómputo global, el PS y sus aliados obtendrían un 49,5% de los votos frente a 47,5% para la derecha, según la encuesta de CSA. Más revelador es el resultado de las elecciones cantonales, en las que el PS obtendría un 51% frente al 44% de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). A diferencia de las municipales, donde prima la personalidad del alcalde o el cabeza de lista, en las cantonales se impone la pertenencia partidista, lo que da un retrato más preciso de la tendencia general.
La abstención, que se situó en torno al 35%, fue uno de los elementos más determinantes de la jornada y el argumento que anoche repetían los políticos de la derecha gubernamental para quitarle hierro a la victoria de la izquierda.
Lyon ya estaba en el zurrón de la izquierda desde la primera vuelta, como Burdeos en el de la derecha. Pero ayer Toulouse, Estrasburgo, Caen, Périgueux, Reims, Amiens, Metz, Saint-Etienne y Angers cayeron por amplia diferencia en manos socialistas. Martine Aubry se mantuvo en Lille con un triunfo holgado. Y como se esperaba, Bertrand Delanoë conservó París con un resultado espectacular, 57,7% de los votos, aunque no consiguió desplazar a la derecha del distrito V, donde el ex alcalde Jean Tiberi resistió por los pelos, ni del VII, que se quedó en manos de la ministra de Justicia, Rachida Dati.
Entre los damnificados, además de Bayrou, se encuentra el ministro de Educación Xavier Darcos, cuyo nombre sonaba incluso como futuro primer ministro, pero perdió la alcaldía de Périgueux. También cayó su predecesor en este ministerio, Gilles de Robien, en Amiens. En la localidad alsaciana de Mulhouse, el alcalde Jean Marie Bockel, uno de los socialistas que aceptó entrar en el Gobierno conservador pese al negativo efecto Sarkozy, se perfilaba como ganador por un margen muy escaso.
Desde las filas gubernamentales, la consigna entre quienes anoche se paseaban por la ronda de las televisiones era minimizar el impacto político de estos comicios y hacer hincapié en la escasa participación. El primer ministro François Fillon matizaba: "En 2001 ganamos muchas ciudades, hoy la izquierda ha restablecido parcialmente la situación, pero no hay que sacar conclusiones nacionales de este escrutinio; la escasa participación no permite extrapolar", dijo. Ségolène Royal fue la primera en pronunciarse desde las filas socialistas y reivindicar "el triunfo de la izquierda". Insistió en que se trata de "un voto de sanción" a un Gobierno "estropeado", incapaz de asegurar el nivel de vida de los franceses. "Tenemos que transformar este voto de sanción en voto de futuro, y acabar con el desorden de la gestión del Gobierno".
François Hollande, el auténtico vencedor de estas elecciones en su condición de primer secretario del PS, arremetió contra la política gubernamental y señaló que con su voto los franceses han mandado un mensaje al Gobierno. "El presidente aseguró que escucharía el mensaje. Tiene que corregir la política que ha hecho, empezando por no haber sabido aumentar el poder adquisitivo de los franceses", dijo.
Bayrou, que había conseguido protagonizar esta segunda vuelta pactando a derecha e izquierda con los votos del MoDem, se apresuró a justificar su derrota acusando al tercer candidato, Yves Urieta, el ex socialista que se presentaba en las filas gubernamentales, de haber falseado los comicios con su presencia en la segunda vuelta. "Habrá otros combates, habrá otras batallas y habrá otras victorias", dijo a sus seguidores.
Al margen de su propia derrota, la estrategia del líder centrista Bayrou ha tenido un cierto éxito. Con una presencia en las grandes ciudades de entre el 6% y el 7% en la primera vuelta, gracias a los pactos, ha conseguido disponer de una base de cargos electos con los que construir las bases para que el MoDem sea un partido real.
La importante abstención, que probablemente afectó más a los candidatos de la UMP que a los de la izquierda, muestra, por un lado, el cansancio de los franceses tras un año 2006 intenso en el que la participación en las presidenciales y legislativas rozó un récord histórico de más del 85%. Muestra también que tan sólo una parte del voto popular que se llevó Sarkozy el año pasado ha vuelto a la izquierda. El resto ha optado por quedarse en casa para sancionar al presidente sin beneficiar a la izquierda.