El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los jefes de Estado y de Gobierno europeos han respaldado el proyecto de la Unión para el Mediterráneo propuesto inicialmente por Nicolas Sarkozy. El proyecto respaldado por los Veintisiete busca reforzar la cooperación de la Unión con los países de la ribera sur del Mediterráneo.
Los jefes de Estado y de Gobierno europeos han respaldado esta noche el proyecto de la Unión para el Mediterráneo propuesto inicialmente por Nicolas Sarkozy pero que en su formulación final ha sufrido drásticos recortes para que sea del agrado de todos los socios. El proyecto respaldado por los Veintisiete busca reforzar la cooperación de la Unión con los países de la ribera sur del Mediterráneo, de Marruecos a Turquía, ha anunciado el presidente de la Unión, el esloveno Dimitrij Rupel.
La Unión para el Mediterráneo tratará de dar un nuevo impulso al proceso de cooperación entre ambas orillas lanzado en 1995 en Barcelona. El proyecto está patrocinado por Francia y por Alemania y su financiación correrá a cargo de los fondos de cooperación ya existentes en la UE y de otras fuentes, incluidas las privadas.
A pesar de que el nuevo acuerdo de asociación no levanta grandes pasiones, Sarkozy ha dicho sentirse "muy emocionado" por la acogida "unánime" y "entusiasta" que, según ha dicho, ha tenido el proyecto de Unión por el Mediterráneo. "Hemos diseñado la Unión por el Mediterráneo porque el Proceso de Barcelona simplemente no ha funcionado", aseguró Sarkozy en rueda de prensa tras presentar la iniciativa ante el resto de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
Mañana la UE tomará una decisión política formal para lanzar este proyecto, añadió el mandatario francés, que ha negado haber tenido de rebajar sus pretensiones iniciales para embarcar a Alemania en la iniciativa.
Un proyecto rebajado
Las palabras de Sarkozy no ocultan la realidad de un proyecto descafeinado que llega al Consejo europeo tras varios meses de negociación en los que Alemania ha reducido la iniciativa a la mínima expresión. Al final, la Unión para el Mediterráneo será una cumbre anual entre todos los países europeos y los demás ribereños del Mediterráneo. Muy lejos del proyecto original francés de un foro sólo para estados costeros con nueve agencias y un banco. La canciller alemana, Angela Merkel, justificó la inclusión de los demás estados alegando que el proyecto habría desviado fondos comunes sólo para el beneficio de algunos países y sus ex colonias.
España ha acogido el proyecto con interés pero con reparos. El secretario de estado para Europa, Alberto Navarro, ha expuesto las reticencias españolas en una rueda de prensa en Bruselas. España desconfía de la fórmula de dos co-presidentes rotatorios. "Los países del sur van a decir que no la aceptan; se ha barajado en el pasado y no podrá salir adelante", aseguró Navarro tras recordar la imposibilidad de que países que no tienen relaciones diplomáticas con Israel acepten un día que copresida el proyecto.
Navarro contempla la propuesta francesa como un salto cualitativo del Proceso de Barcelona y esto demuestra que "el proceso de Barcelona está más vivo que nunca".
A pesar del entusiasmo francés que ve en el proyecto la oportunidad para desarrollar múltiples iniciativas conjuntas para, por ejemplo, limpiar de contaminación el Mediterráneo o combatir los incendios o el cambio climático, los líderes europeos no saben mucho del proyecto y lo contemplan con una mezcla de curiosidad y escepticismo.