Opinión

La Ley Electoral en evidencia

El mirador

T. León

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Zapatero ha ganado holgadamente bajo la incertidumbre ensombrecida por una crisis económica de presagios cada vez más oscuros y bajo el réquiem conmovedor por un crimen de ETA que retrata los errores de cálculo de su proceso de paz. Y a pesar de todo ha ganado. Probablemente los españoles han votado con la convicción de que es la hora de aunar voluntades, de sellar grandes consensos y confían más en el PSOE que en el Partido Popular tras una legislatura, a mi entender, demasiado dogmática.

Se impone el bipartidismo: PSOE y PP superan el 80 por ciento y los nacionalistas radicales salen castigados. Esquerra se hunde dejándose cinco de sus ocho escaños; también retrocede en PNV, superado de largo por el PSOE de Euskadi, y Eusko Alkartasuna se queda sin representación. Con todo, la Ley Electoral queda otra vez en evidencia: Izquierda Unida con 900.000 votos, obtiene dos escaños, y Convergencia, con 200.000 papeletas menos, saca diez. Rosa Díez saca un escaño con más votos que PNV, que obtiene seis, y Esquerra, con tres. Esto es ridículo.

El bipartidismo y la victoria socialista encajan con la hipótesis del significado de las urnas del 9-M como un voto por los grandes consensos, por restablecer el diálogo nacional tras una legislatura de plomo iniciada con ‘la teoría de la conspiración’ del PP y ‘el pacto del Tinell’ del PSOE. Está por ver que el PSOE entienda este mensaje al fijar sus alianzas de poder y que el PP lo haga jubilando a la guardia pretoriana del aznarismo para madurar el discurso. El futuro será de quien mejor entienda esto