El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los jefes de Estado de la UE se reúnen, en Bruselas, en una cumbre donde el eje central será la gestión internacional de la Unión en la lucha contra el cambio climático
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que se reúnen hoy y mañana en Bruselas, acordarán potenciar el papel de la Unión en sus relaciones internacionales. La palanca será la gestión internacional de la Unión de la lucha contra el cambio climático. Intentarán también profundizar en los compromisos alcanzados el año pasado en materia energética, debatirán las medidas necesarias para afrontar la inquietante inestabilidad financiera y revisarán los criterios para asegurar el crecimiento económico y el empleo.
Los riesgos que está provocando el cambio climático son considerados como "un multiplicador de amenazas que extrema las tendencias, las tensiones y la inestabilidad existente", sostiene el documento que el alto representante para la Política Exterior, Javier Solana, presentará hoy al Consejo Europeo. Los riesgos, advierte el documento elaborado con la colaboración de la Comisión Europea, "no son sólo de carácter humanitario", sino "también riesgos políticos y de seguridad que afectan directamente a los intereses europeos".
El texto asegura que "el cambio climático es un elemento clave en las relaciones internacionales y lo será cada vez más en los próximos años, incluida la dimensión de seguridad. Si eso se reconoce, puede incluso convertirse en un hilo conductor positivo para mejorar y reformar la gobernanza global".
La nueva estrategia exterior de la UE es una profundización del camino iniciado en 2006, cuando el Consejo Europeo asumió otro documento estratégico impulsado por Solana que propugnaba "una Política Energética Exterior al servicio de los intereses energéticos de la UE". Ambas estrategias hay que leerlas en el marco de la nueva arquitectura política que diseña el Tratado de Lisboa, que perfila un papel mucho más potente para el Alto Representante para la Política Exterior, que compartirá el Consejo de Exteriores de la Unión y la vicepresidencia de la Comisión Europea. La política exterior de la UE se sustenta en la seguridad energética y en la lucha contra el cambio climático. Europa aboga por una respuesta multilateral a ese desafío y sus principales consecuencias como el aumento de la tensión migratoria, de los conflictos por la escasez de recursos, especialmente el agua; los daños económicos para las ciudades costeras, las pérdidas de territorios y las tensiones por el suministro de energía, entre otros. Solana recordaba el mes pasado la situación de "extrema pobreza energética en que viven 1.600 millones de personas, el 25% de la población mundial, que carecen de electricidad".
Los autores del documento advierten de que "la posible extensión del uso de la energía nuclear para la generación de energía puede dar lugar a nuevos problemas de proliferación, en el contexto de un régimen de no proliferación ya sujeto a presiones".