Toros

Parece que fue ayer... (II)

Alfredo Fernández

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Contábamos la pasada semana en esta sección, “Parece que fue ayer”... y en vista de la buena aceptación de los aficionados continuábamos con los recuerdos del pasado en la Sierra.

Me quedé contando las ferias que hace 15 años tenían lugar en Navacerrada. Con sus corridas de toros (en 1995 se acartelaron Joselito y Manzanares), casi siempre lo organizaba el Ayuntamiento. Es una pena que desde que llegó el actual Equipo de Gobierno se hallan cargado la feria y hallan abandonando el coso.


Ahora que viene la feria de Valdemorillo se me agolpan gratos recuerdos. Aquellos ferias de novilladas salpicadas con alguna corrida de toros. Era ganado serio y cuajado. En portátil, pero todo más auténtico y real.

La afición de Madrid se desplazaba a Valdemorillo. Recuerdo un año el zambombazo que pegó Gregorio de Jesús, y que ya nada se sabe de él. Y más cerca en el tiempo (también gobernando Pilar López Partida) aquellas corridas serias de Cebada Gago o Valdeolivas cuando estaba la empresa SAROT., o la corrida concurso de ganaderías que se saldó con resultados excelentes en cuando al nivel de toros. Fue de las mejores que he visto. Hubo toros de Hernández Plá, Cebada... Ojalá volviera ese Valdemorillo torista. A mí no me seduce lo de ahora. No tiene nada que ver con lo de antes. Ahora hay marketing y también el doble de subvención para hacerlo. Se vende la burra, antes no. Por ello, al pan pan y al vino vino.

Muy cerca de Valdemorillo, recuerdo ir cada verano a San Lorenzo de El Escorial a su estelar corrida de toros. El ganado estaba muy justito, la verdad, pero por allí iban Capea, Julio Robles, Espartaco, las figuras. La plaza se llenaba y había glamour a tutiplén. Te podía gustar más o menos, pero el público llenaba la plaza. Luego llegó Tomás Entero, aunque sería el diestro de Galapagar José Tomás quien realmente le ayudó a poner en órbita la feria, anunciándose cada año. El ambiente se desbordaba y el empresario pegó un empujón. Qué tardes las de este torero. Nunca las olvidaré. Magníficas. Mucho le debe Entero a José Tomás, si no otro gallo le hubiera cantado. Fue irse José Tomás y dejar de contar con las figuras. Entero dejó la plaza tambaleándose. Pero ahora aún va peor.