Opinión

¿Legalizar la eutanasia?

El mirador

Alfonso Albalá

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Se habla de una inminente legalización de la eutanasia. Las razones principales que se alegan para justificar esta medida son que la eutanasia es parte del derecho a una muerte digna expresamente querida por quien padece sufrimientos o daños irreversibles que imposibilitan su calidad de vida y que cada cual tiene derecho a disponer de su propia vida.

La legalización de la eutanasia tendría muchas consecuencias graves. Una de ellas, que se deje de apreciar la aportación que hacen a nuestra sociedad los ancianos y los incapacitados. La sensación de no ser queridos, de suponer una carga para la familia y un costo para la sociedad, socavaría su autoestima. Lo que hoy es un derecho a la muerte, mañana se convertiría en un deber de morir. La evolución legal y práctica de la eutanasia en Holanda es la expresión más clara de lo que supone admitir la muerte por compasión. En 1994 el Tribunal Supremo holandés admitió que un médico puede facilitar el suicidio de un paciente que desee morir para librarse de un sufrimiento psíquico, aunque no esté aquejado de una enfermedad incurable en fase terminal. El caso se refería a una mujer de 50 años que había perdido a su hijo y que acababa de divorciarse. En 1990 había mil casos de eutanasias involuntarias, más de 5.500 de sobredosis de morfina con la intención de causar la muerte, sin el consentimiento del paciente, lo que ha provocado reacciones dispares: mientras grupos liberales aplauden la medida, otros, especialmente enfermos o pobres, llevan siempre en el bolsillo una declaración en la que se oponen a ser sometidos a la eutanasia. El Gobierno holandés ha aportado pruebas de que en más de mil casos anuales, hay médicos que causan o aceleran activamente la muerte sin consentimiento expreso del paciente.