El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El senador por Illinois logra con Wisconsin y Hawai diez victorias consecutivas
Peor aún que sus dos últimas derrotas el martes pasado -y la de Wisconsin fue grande y muy significativa-, debió ser para Hillary Clinton comprobar que los canales de televisión interrumpían su discurso de la noche electoral para conectar con Houston, donde Barack Obama empezaba a hablar. Un aire de irrelevancia empieza a rodear la candidatura de Clinton al mismo tiempo que el sentimiento de victoria se apodera de la del senador de Illinois. A falta del veredicto final de Tejas y Ohio, esta campaña parece a punto de decidirse.
No sólo las televisiones despreciaron a Clinton. También el candidato republicano, John McCain, lo hizo. Sin mencionarlo por su nombre, McCain, que obtuvo el martes otros tres triunfos, ya rituales, se dirigió en su discurso únicamente a Obama como potencial rival para la presidencia, y enseñó sus armas ante ese posible duelo. "Los ciudadanos no van a seguir una llamada al cambio, elocuente pero vacía, que no promete más que dar unas vacaciones a la historia", dijo el senador de Arizona.
Hillary Clinton vive, en efecto, horas desesperadas. Ha perdido 10 primarias de forma consecutiva. Está por detrás de Obama en número de delegados elegidos y se le escapan día tras día más superdelegados (los altos cargos del partido). Ha recolectado en el último mes una tercera parte del dinero de Obama (36 millones de dólares frente a 13), está ya por detrás de él en las encuestas nacionales y ve recortarse también por minutos la ventaja que llevaba en Tejas y Ohio, donde las primarias se celebran el 4 de marzo.
Los medios de comunicación, que hasta hace poco jugaban con la candidatura de Obama como con un globo que jamás tocaría tierra, se frotan los ojos para aceptar el hecho de que ya es el claro favorito a la victoria final. Todos los artículos y dudas sobre su inexperiencia o su superficialidad parecen a estas alturas estrellarse contra el entusiasmo ciego del movimiento que se ha generado en torno a este hombre.
Wisconsin, un Estado de mayoría blanca, con un censo demócrata formado por trabajadores, mujeres y sindicatos, y con unos ingresos y un nivel educativo de nivel medio, parecía un lugar hecho a la medida de las condiciones de Clinton. Sin embargo, perdió por 17 puntos, la misma diferencia por la que ella ganó en su Estado de Nueva York. Obama mordió de forma considerable la base electoral de Clinton entre los obreros, entre las mujeres (las de menos de 60 años) y entre los electores de inferiores estudios. Al mismo tiempo, reforzó su predominio entre los hombres blancos, que le respaldaron en una proporción de dos a uno.
Especialmente importante es la fortaleza demostrada por Obama entre los independientes, un grupo en el que ganó más del 60% del voto. Clinton había disminuido en días anteriores el significado de Wisconsin precisamente por la ventaja que Obama tiene entre los independientes, que son una gran proporción en ese Estado. Pero es precisamente esa ventaja la que le permite a un partido o a otro ganar la Casa Blanca en noviembre. Son los independientes los que deciden en lugares como Wisconsin, Misuri o Florida, y es allí donde se gana la presidencia. El senador por Illinois también ganó el martes en los caucuses de Hawai.
Ohio, donde la composición del electorado es similar a la de Wisconsin, es otro de esos Estados llamados fluctuantes. Y, atención, porque Obama avanza también entre los hispanos en Tejas.
La marginalidad de Clinton, por tanto, se va haciendo más notable cada día. El propio Obama apenas la mencionó en su discurso del martes por la noche. Cuando habló de un debate no se refirió al que hoy está previsto en Tejas con su oponente demócrata, y que se supone trascendental con vistas a la próxima ronda de primarias, sino al que dijo estar deseando de tener con John McCain.
El candidato demócrata fue de nuevo elogioso con McCain, a quien le reconoció su mayor experiencia -aunque, como ha dicho algún comentarista, cuando un hombre tan joven se refiere a "un héroe nacional" parece que está hablando de un personaje de la II Guerra Mundial-. Pero a quien le recordó también sus vínculos con la actual Administración. "McCain ha respaldado la política económica de George Bush y no es más que parte del mismo pasado", dijo. "Lo último que necesitamos aquí", insistió, "es más de lo mismo".