El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Soldados rebeldes, liderados por Alfredo Reinado, perpetraron en la noche de ayer sendos atentados contra José Ramos Horta y Xanana Gusmao, presidente y primer ministro de Timor Oriental. El más grave de ellos dejó malherido a Ramos Horta, que recibió un disparo en el estómago durante un asalto a su domicilio y que se encuentra en estado crítico ingresado en un hospital australiano. Poco después, un segundo tiroteo tuvo como objetivo a Gusmao, que consiguió salir ileso de un ataque contra su coche.
Ramos Horta, de 58 años, había sido operado quirúrgicamente en su país para luego ser trasladado a un hospital de Darwin, en el norte de Australia. El Nobel de la Paz, que ha sido operado de urgencia en las últimas horas, se encuentra en coma inducido y necesita respiración asistida tras recibir un tiro en el estómago y otro en un brazo.
Gusmao, que ha asumido transitoriamente la presidencia, ha asegurado que los ataques forman parte de un intento de golpe de Estado. También lo cree así James Dunn, ex cónsul de Australia en la antigua colonia portuguesa y experto en Timor Oriental, que ha calificado los atentados como “un intento bastante torpe de llevar a cabo un golpe de Estado”. Tanto Australia como Nueva Zelanda, que lideran las tropas de paz establecidas en el país por la ONU en 2006, han anunciado que enviarán más efectivos para reforzar su presencia en el país si así lo requieren las autoridades timorenses.
Muerte del líder rebelde Alfredo Reinado
El atentado frustrado contra Ramos Horta se produjo a las 23.30 (hora peninsular española), cuando dos automóviles pasaron por delante de la residencia presidencial y abrieron fuego desde ellos, según testigos. En ese momento, el presidente timorense realizaba ejercicios físicos en su residencia. Alfredo Reinado comandó el grupo que disparó contra Ramos Horta. Reinado era uno de los 599 militares expulsados del Ejército en 2006 por denunciar corrupción y nepotismo, y que acabó por tomar las armas y echarse al monte. Está acusado ante el Tribunal Supremo de Timor Oriental de homicidio tras la ola de violencia provocada por su expulsión del ejército.
Tras los ataques, las fuerzas de Naciones Unidas en Timor Oriental han acordonado la residencia de Ramos Horta y la seguridad ha sido reforzada en la capital y otras áreas. Por su parte, las ONG australianas han dado instrucciones a su personal en el país por temor a que se desate una ola de violencia.
Pequeñas revueltas desde el viernes
Los atentados de hoy continúan las revueltas del pasado viernes, cuando una explosión sacudió la base militar australiana de Camp Phoenix, en el centro de Dili, sin causar heridos. Un día antes, el fugitivo rebelde, Alfredo Reinado, y sus seguidores realizaron disparos cerca de las tropas de la Fuerza Internacional de Seguridad.
Timor Oriental es uno de los países más pobres del mundo; un país que aún no ha superado las heridas de 2006, cuando la expulsión de esos 600 militares y policías generó una espiral de violencia que estuvo a punto de sumirle en la guerra civil. Desde entonces está desplegada una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz liderada por la ONU y Australia.