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España gana a Francia

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
España puede ganar a Francia incluso sin contar con un equipo consistente y convincente, con evidentes remiendos. Para lograrlo en el amistoso de Málaga le bastó con recurrir a la casta en el último cuarto de hora, confiar en Iniesta y Casillas y en que Thierry Henry cometiera errores inexplicables. Bien o regular, España suma su décimo tercer partido sin derrota.

El partido amistoso comenzó a ritmo lento, con una marabunta que devoró el césped de la zona central del campo. El balón, poco a poco, se lo quedó Francia. Como sin ganas, lo movió sin profundidad, atemorizada por la presión de los centrocampistas españoles, entre los que estuvo Albelda en la que puede ser su última participación si continúa sin jugar, entrenándose en el 'apartheid' de Paterna.

España no funcionó. El juego que predica no apareció, casi siempre soterrado bajo la fortaleza francesa. Además, recibió el segundo golpe de la noche a los 23 minutos, cuando Fernando Torres, lesionado, le dejó su puesto a Dani Güiza. El primer 'palo' lo recibió con el descarte de Bojan Krkic poco antes del inicio del partido. Deberá esperar para convertirse en el internacional más joven de la historia de la selección.

A España le sacudió otra lesión, ya avanzada la segunda mitad. Ángel, sustituto de Sergio Ramos en el descanso, abandonó el terreno con una rodilla dolorida y en su sutitución apareció el central Juanito. Albiol pasó al lado derecho de la defensa.

Francia, sin retales y con la única baja importante de Ribéry, impuso el ritmo de Vieira, ni lento ni rápido, pero muy soso, y amagó con un cambio de ritmo en el último sector del campo. Nicolas Anelka, el más implicado, fue quien se encargó de dinamitar la zona defensiva española en el primer tiempo. En ese periodo, Henry se ausentó descaradamente.

Como España sólo se acercó con peligro a balón parado y Francia parecía no querer traspasar el centro del campo, se llegó al descanso sin goles y una sensación de pesadez que despareció en la reanudación con los cambios y con un espíritu más ambicioso y guerrero de ambas selecciones.

Francia tomó el partido en sus manos y no se lo quiso quedar. Encontró al fin la participación de Henry. Se sumó el prometedor Benzema en lugar de Anelka. La pareja funcionó.

El joven delantero del Lyón abrió brechas para ganar el partido, pero no le acompañó el gol. Inició una serie de internadas. En una de ellas, Pablo Ibáñez forzó un saque de esquina que evitó lo peor. Y tras el lanzamiento del propio Benzema, Escudé cabeceó con energía un balón que sacó Iniesta bajo palos.

Fue el momento de la reacción. El multiplicado Iniesta, con un centro envenenado obligó a Coupet demostrar sus habilidades. Y en un saque de esquina inmediatamente posterior llegó la jugada que esperaba el entusiasta público malagueño.

Iniesta recibió en corto, recortó, se colocó en el pico del área grande y envió un torpedo a media altura directo a puerta. Lassana Diarra acertó a despejar con un cabezazo, pero el balón llegó a Capdevila, que marcó a puerta sin portero. Con sólo dos o tres impulsos de rabia, España le dio a su rival el golpe de gracia a 10 minutos del final.

Raymond Domenech, seleccionador francés, esperó a ese momento para poner sobre el terreno a Ben Arfa. Por fortuna para España no entró antes al campo. Se unió a Benzema y Henry. Destrozó lo que quedaba de las líneas de contención españolas. Regaló un balón a Benzema, que este cabeceó al larguero. El rechace fue a Henry y lo cabeceó en dirección a la línea de fondo, cuando estaba delante de la portería de Casillas, vendido.

Henry se topó poco después con el portero del Real Madrid, otra ocasión de gol fallada estrepitosamente por el delantero del Barcelona. Corría ya tiempo de descuento.

A los sufrimientos de esos 10 minutos finales, España opuso un contragolpe sin la definición esperada de Villa o de Cesc, que sigue sin estar en la selección al nivel que exhibe en su club londinense.