PUNTO DE VISTA
Santiago Grande Aguilera
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
De otra manera no cabe calificar la designación autoritaria y carente de toda lógica y sensibilidad social, la ubicación y modo de explotación y funcionamiento del nuevo hospital comarcal de Collado Villalba, que ha de proporcionarnos una digna (y digo, digna) cobertura sanitaria a la Sierra del Guadarrama. Estaba mascado que el señor González, alcalde de este maltratado pueblo, iba a ejercer de Vigía -como los tres barrotes de acero que dicen ser escultura, y que tantos euros nos han costado-, pero no del Collado, sino de los intereses adinerados de empresas privadas sanitarias, que restringen la universalidad y calidad de un servicio público tan demandado como es la salud de la ciudadanía, en beneficio de su propia cuenta de resultados y en detrimento de aquélla, condición indispensable para que sus jugosos negocios prosperen. Vigía, el señor González, de la señora Esperanza Aguirre, a la cual extiende la alfombra para que pasee sus ansias de poder como digna representante de la derecha más recalcitrante, casposa y rancia que existe en la actualidad. Quién lo diría del único partido que lleva en una de sus siglas la razón de su nacimiento, hace más de un siglo, sí señor, la otrora ejemplar PSOE.
Hoy la realidad es bien distinta. Ejercen de abogado del diablo -me refiero al Partido Socialista (municipal) de Collado Villalba, y en menor medida a nivel nacional- con el acuerdo adoptado entre ambas entidades, arrojándose a la hoguera de las vanidades del escaparate público de personalidades mediáticas, a cambio de no se sabe bien qué, pero eso sí, arrastrando por el suelo la propia vergüenza y despellejando sistemáticamente los principios ideológicos que inspiraron un día su acreditado legado político e histórico, principal baluarte de referencia y acción del movimiento obrero, es decir, de las personas con menores recursos.
Infame.- Porque abandona a la suerte del mercado la propiedad y gestión pública no sólo el nuevo hospital (que ya es grave), sino todos los ambulatorios cercanos del Sistema Nacional de Salud, invirtiendo el principio de subsidiaridad, es decir, vendiendo a los promotores privados las transferencias financieras de la Comunidad de Madrid destinadas hasta ahora a los hospitales públicos, de cuyas consecuencias nos vamos a acordar todos si no ponemos remedio, y en especial los estratos de la población con menos ingresos económicos, la clase obrera. Y todo por satisfacer los deseos personales y derechistas de la señora Aguirre, el sector privado de la Sanidad madrileña, las grandes constructoras de autopistas con el desdoblamiento de la M-601 y los intereses espúreos indirectos que están detrás de toda la operación en la zona de la Chopera, altamente sensibles a una nueva redefinición (gasolineras, restaurantes, etc.). No sería de extrañar, pues, que tuviésemos que compartir la misma jeringuilla de los análisis sanguíneos, para dar todavía más placer al vampirismo de la oligarquía política y financiera.
Infame.- Porque sacrifica todo el sistema de comunicaciones a su libre albedrío, y por ende perjudica al grueso más poblado de las ciudades, barrios y pueblos de la comarca y con mayor incidencia a la zona de la Estación de Collado Villalba, al barrio de El Gorronal, al Parque de la Coruña y Las Suertes, a Galapagar..., creando un caos circulatorio en el centro villalbino -ya de por sí colapsado- por el hecho de ubicarse en una zona tan alejada como La Chopera. Todo esto se resolvería perfectamente de llevar el hospital a las inmediaciones de la A-6, siendo totalmente factible.
En fin, desde mi punto de vista esto más que una infamia es una canallada y por eso creo que es momento de que alguien convoque urgentemente a la Plataforma Sanitaria.