Opinión

La inseguridad ciudadana preocupa a muchos serranos. La crisis económica empieza a hacerse notar en nuestra comarca

Imagen de la Bolsa de Madrid, donde esta semana se han registrado fuertes caídas como consecuencia del temor de los inversores (Foto: ARCHIVO)

Luces y sombras

Manuel J. Ortega

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tanto ha aumentado la inseguridad ciudadana en la mayoría de los municipios de la Sierra del Guadarrama que en algunas localidades, como es el caso de Collado Villalba, sus vecinos confiesan estar seriamente preocupados ante la oleada de robos que se vienen produciendo en casas particulares, en empresas, en almacenes, en comercios, en talleres, en vehículos aparcados en la vía pública, etc. Raro es el día en que no llega a nuestra redacción alguna queja al respecto, quejas donde las víctimas nos relatan sus preocupantes vivencias, su miedo, su cabreo por la impotencia que sienten cuando los cacos entran en sus viviendas y se llevan todo lo que encuentran a su paso. “Hemos llegado a extremos impensables hace apenas un par de años. Asaltan viviendas con los propietarios dentro y si no les dan el dinero los golpean, los hieren e incluso los pueden llegar a matar”, comentaba una comerciante villalbina el pasado miércoles. También un conocido abogado de esta localidad, que se encontraba con su esposa pasando unos días de vacaciones en las Islas Baleares, tuvo que suspenderlas tras recibir una llamada de la Guardia Civil en la que le comunicaban que su piso había sido saqueado. “Tenía alarma y cámaras de videovigilancia, pero aún así los cacos se llevaron cuanto les apeteció. Como consuelo me quedan las cintas con las imágenes del robo”.

Ante esta situación de alarma social que afecta a casi toda España, me sorprende que en esta crispada y larga precampaña electoral, ninguno de los aspirantes a convertirse durante los próximos cuatro años en inquilino de la Moncloa haya anunciado medidas más contundentes que permitan endurecer la ley y castigar con mayor firmeza a quienes realicen actos de esta naturaleza, porque aunque las denuncias y las detenciones han aumentado considerablemente, esto no sirve de mucho dada la rapidez con que los delincuentes recuperan la libertad. En fin, algo habrá que hacer al respecto, al margen de aumentar las plantillas de Guardia Civil y Policía, porque no es normal que el Centro de Emergencias 112 de Madrid haya recepcionado durante el año 2007 seis millones de llamadas de madrileños, de las que una inmensa mayoría estaban relacionadas con casos de inseguridad ciudadana.

LA CRISIS ECONÓMICA SE RECRUDECE.- Se anuncian fuertes subidas de los precios de aquellos artículos que básicamente forman parte de la cesta de la compra (leche, carne, pan, los derivados de los cereales, etc.); aseguran que seguirá subiendo el precio del petróleo; las cifras del paro no son nada alentadoras a corto plazo; los comerciantes ven como sus recaudaciones caen en picado en plena cuesta de enero y la burbuja inmobiliaria continúa haciendo estragos en el sector de la construcción, pilar económico para el sustento de muchas familias serranas. Los pisos han dejado de venderse, las promotoras han paralizado la mayoría de sus proyectos, la mitad de las oficinas inmobiliarias (según los datos que maneja la asociación de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria), han cerrado. Se dice que algunos conocidos promotores ya están atrapados por la tenaza de esta crisis y es obligado preguntar: ¿Cuánto tiempo más van a seguir aparentando que no pasa nada?. La contestación es sencilla: mientras sus acreedores no les exijan más garantías o tengan solvencia para satisfacer el voraz apetito de los bancos ansiosos de liquidez.

También, lo anunciábamos hace poco en estas mismas columnas, se verán implicados en esta crisis las arcas de nuestros municipios y así lo reconocía la semana pasada Carlos Galbeño, alcalde de Torrelodones, a nuestro director, Enrique Peñas, en una entrevista concedida a este periódico: “Es indudable que estamos ante un cambio de ciclo económico. Si hay recesión esto se nota evidentemente en los municipios, sobre todo por una cuestión, y es que el bajón ha venido marcado en buena parte por el sector de la construcción, que ha sido durante tiempo el motor de la economía. Torrelodones forma parte de una comunidad autónoma que de por sí desarrolla riqueza y que se ha convertido en una de las regiones más fuertes de la UE, pero vamos a pasar dos años, 2008 y 2009, con ciertos problemas, aunque yo creo que el nuestro puede ser uno de los municipios que menos sufra esta recesión”.

Seguro que otros alcaldes no van a poder decir lo mismo, sobre todo aquellos que en estos años de bonanza han hecho de cigarra en vez de hormiguitas, olvidándose de sanear las tesorerías de sus municipios a través de una gestión comedida en inversiones y gasto. Pero no, han preferido tumbarse a la bartola y derrochar el dinero de sus representados en proyectos faraónicos que ahora les pueden pasar factura, sobre todo si la anunciada travesía por el desierto de nuestra economía dura más de lo previsto. De ahí que la fábula de la cigarra y la hormiga vuelva a estar en candelero.