Opinión

Auténtica reconciliación

El mirador

F. J. Cazorla

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Por más que se aferren, España no es ni blanca ni negra, sino mestiza. En política tampoco es ni de izquierdas ni de derechas, también existe el centro, aunque a veces latente en nuestro ‘desconocido’ interior.

Nuestro país adolece de una democracia madura, aún echamos en falta el desarrollo de más libertades que dejen a un lado tanto ‘borreguismo’ entre déspotas ‘ilustrados’ y autoritarios personajillos que impiden que germinen los auténticos derechos democráticos como son el sufragio con plena libertad, sin estar sujetos a directrices pueriles como decir: “Aquí depositad los votos azules y en la otra urna los rojos”. Hemos sufrido ya cerca de una decena de constituciones en tan sólo un par de siglos, y aún no hemos aprendido de la experiencia, porque se nos olvida la Historia, de ahí que estemos abocados a repetirla y a tropezar en las mismas piedras: o derecha o izquierda, o fascista o republicano, o canovista a sagastista, o carlista o isabelino. Mientras que en otros países progresan porque se ponen de acuerdo en los temas básicos y de interés común como la política exterior (llegan al punto intermedio de ni tan férreos con guerras ni tan blandos dando dinero sin saber a dónde va) e interior (se unen con fuerza para derrotar a los que intimidan con su terrorífica agresión a la Democracia).

Yo abogo y apologizo por secundar y seguir los pasos de aquellos países donde las listas abiertas son la tónica normal y racional que permite, no sólo para el Senado sino también para los disputados o para los concejales, ser electos por su buena gestión anterior, con independencia de su signo político, de manera más libre y democrática. De esa manera conseguiríamos una auténtica reconciliación de las dos Españas.