Luces y sombras
Manuel J. Ortega
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Después de seis años de larga espera, el Ayuntamiento de Brunete ha conseguido que el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid haya dado el visto bueno a su Plan General de Urbanismo, aunque previamente haya tenido que aceptar la propuesta realizada por la presidenta regional, Esperanza Aguirre, de rebajar las 19.616 viviendas que recogía inicialmente este documento a tan sólo 6.150 que, además, deberán construirse en los próximos 12 años caso de este Consistorio decidida en ese plazo volver a revisar el PGOU. Con estos antecedentes, los ayuntamientos serranos que esperan pacientemente a abandonar el trámite de la lista de espera previa a la aprobación de sus planeamiento urbanísticos no van a tener más remedio que empezar a pensar en aquello de las barbas del vecino por si tienen que poner las suyas en remojo, porque o mucho me equivoco o las tijeras de Esperanza Aguirre están lo suficientemente afiladas para seguir haciendo recortes en el desproporcionado crecimiento urbanístico planteado por la mayoría de estas localidades, y no digamos en aquellos casos dónde se vea afectada la protección del Parque Nacional del Guadarrama.
Seis municipios en vilo
No creo que ningún municipio de nuestra comarca se sienta en estos momentos con la fuerza moral necesaria para lanzar la primera piedra contra el Ejecutivo regional, caso de que este opte por modificar sus avances, pues sabemos que los redactores de estos planeamientos han sido jaleados, animados y presionados por sus clientes, es decir por los alcaldes, para que trazaran la línea hasta el límite sin tener en cuenta que con ello pueden poner en peligro el hábitat de nuestro entorno.
Sólo teniendo en cuenta los PGOU presentados en la Comunidad de Madrid por seis Ayuntamientos de la Sierra del Guadarrama (Valdemorillo, Galapagar, Guadarrama, Moralzarzal, Alpedrete y San Lorenzo de El Escorial), actualmente en periodo de tramitación y caso se ser aprobados tal cual, se pondría a corto plazo en el mercado inmobiliario de esta zona, más de 40.000 viviendas, muchas de ellas en el límite del del Parque, lo que conllevaría un crecimiento poblacional superior a los 120.000 habitantes.
Afortunadamente algunos de estos planes generales no van a salir adelante, entre ellos el de Galapagar, retirado por el nuevo Ejecutivo en honor a las 14.237 alegaciones presentadas por los vecinos, lo que supone un récord Guinness para una población que ronda los 30.000 habitantes. Pero que nadie se frote las manos, porque el cuatripartito que rige actualmete los destinos de este municipio ya ha anunciado que está preparando otro a imagen y semejanza del que ya tenía muy avanzado el gobierno socialista presidido por Manuel Cabrera, lo que en caso de ser cierto (campo de golf aparte) supondría mantener el mismo perro pero con distinto de collar.
Más polémico aún se presenta el Plan General de Valdemorillo, en cuyo avance se aprecia una densidad altísima de 0,26 viviendas / metro cuadrado, lo que a priori presupone la construcción de 8.000 casas y un aumento poblacional de alrededor de 25.000 vecinos, cifra con la que difiere el diputado socialista, Modesto Nolla, quien prevé 100.000 habitantes a medio plazo, ya que en sus cálculos incluye la incidencia que tendría para el crecimiento demográfico de esta localidad los cinco convenios firmados entre ayuntamientos, empresas promotoras y algunos particulares (todos ellos monetarizados), donde la edificabilidad se multiplica por seis, puesto que hay casos en los que se pasaría de 14 viviendas por hectárea a 250 y que entrarían en vigor de la mano del citado PGOU. Pero lo más grave es que las arcas municipales ya han ingresado por este concepto alrededor de 13 millones de euros, cantidad que según los grupos de la oposición ya está gastada, de ahí que la alcaldesa, Pilar López Partida, les haya invitado a abordar conjuntamente un plan para sanear las arcas municipales.
San Lorenzo se ‘tira al monte’
Menos complejo es el Plan General de Guadarrama, sustentado en dos fases, una de 1.190 viviendas y otra de 1.010, además de un campo de golf de 9 hoyos, estación de autobuses y nueva depuradora, como datos más significativos. Sin embargo, San Lorenzo de El Escorial ha optado por tirarse al monte, es decir, crecimiento cero en el casco urbano, donde sólo se autorizarán rehabilitaciones caso de sacar adelante el proyecto de construcción en los aledaños de la A-6 (a 18 kilómetros del municipio), concretamente en la finca Monesterio, que tiene una superficie de tres millones de metros cuadrados, en donde en primera instancia se pretenden levantar más de 1.000 viviendas, además de reservar una amplia zona para suelo industrial tecnológico y terciario que facilitaría para instalación de industrias limpias. Además, el Consistorio que preside José Luis Fernández Quejo, caso de sacar adelante su PGOU, se quitaría de encima la patata caliente de Prado de la Era, unidad de ejecución paralizada desde el incendio de Abantos donde se iban a construir 575 viviendas, al trasladar su desarrollo a esta finca, poniendo así punto y final a este largo y complejo contencioso.