Cartas al Director

Estamos en el mismo barco

I.GALÁN - Madrid

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A muchos nos disgusta entrar en un sagrado lugar y encontrar emblemas y proclamas que merecen exaltar una opción política concreta, porque la política pocas veces es sagrada; muchas, en cambio, resulta demasiado humana. Además, yo creo que no tiene sentido mantenerse apegados a banderas que cambiaron de color y se mancharon de sangre. Todas las banderas acaban sucias con el tiempo. La ley que acaba de aprobarse sobre la memoria histórica pretende eliminar los recuerdos en los que el bando amotinado y vencedor se proclama glorioso frente al otro lado. Muchos hay que sufrieron la derrota y odiaron durante años ver cómo se les pisaba.

Ahora queda ver cómo se aplica y si esto va a ser fuente de nuevo conflictos, como no pocos apuntan, pues lo que hemos de buscar entre todos es la unidad, no la recuperación del odio y la división entre las dos Españas, sin contar con que ahora tenemos muchas más de dos, enfrentadas gracias a los conflictos nacionalistas. Ojalá unos y otros puedan ser comprensivos y darse la mano para buscar un futuro luminoso en vez de anclarse, como es propio de los que quedaron tocados con un trauma, rotos, en un negro pasado, el de la España negra. Háganse o no las leyes de memoria y desmemoria, busquemos el reencuentro con los demás, con los que incluso piensan distinto. Así cada uno podrá sentirse en este país como en su casa y Dios en la de todos, porque nadie puede sustraernos a Dios para envolverlo como propiedad exclusiva con una sola bandera.

Que se eleven oraciones por la reconciliación entre los hermanos humanos, entre creyentes y no creyentes, entre los de la izquierda y los de la derecha, los de arriba y los de abajo, pues a fin de cuentas todos navegamos en el mismo barco.