Opinión

Rodillo, talante y caza de brujas

Carta del Editor

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
La coalición de Gobierno formado por PSOE e IU y presidida por José Pablo González Durán devolvió a los villalbinos, a finales de los años 90, la confianza en sus representantes públicos por la forma de afrontar los cambios que venían demandando. Tres años más tarde se puede decir que todo aquel gozo quedó metido en un pozo y el Ejecutivo que actualmente rige los destinos de nuestro municipio, surgido de una cómoda mayoría absoluta, está mostrando unos matices bastante preocupantes, sobre todo si tenemos en cuenta los comportamientos de su cúpula dirigente, que recurre al ordeno y mando en la mayoría de sus intervenciones. Cierto es que ya en la anterior legislatura se pudieron vislumbrar algunas actuaciones que ponían en evidencia estos síntomas, sobre todo a la hora de abordar los conflictos surgidos en el seno de un Consistorio en el que José Pablo González Durán y José Antonio Gómez Sierra, un tándem que junto al tapado José Luis Cercas (los también conocidos como josépepes), ha sabido repartirse el poder pese a los claroscuros habidos incluso entre ellos durante su ya larga ejecutoria política. El momento dulce que vivió el seno corporativo a finales de la década de los 90 permitió al grupo socialista superar incluso sus propias crisis personales, rentabilizando a precio de oro el “lavado de cara”que le dieron a una ciudad que llevaba cuatro años totalmente abandonada a través del aplastante triunfo electoral obtenido en 2003. Cierto es que la mayoría absoluta obtenida por la candidatura socialista no hizo justicia al trabajo realizado por un grupo de ediles que representaban a la izquierda política villalbina, porque las urnas premiaron generosamente a los representantes del PSOE (13 concejalías) y castigaron injustamente a IU, sus compañeros de Gobierno, al perder dos de sus tres representantes. Posteriormente, estos resultados han servido para poner en evidencia el talante poco dialogante de un Equipo de Gobierno que se ha dedicado a acallar propuestas, reivindicaciones e incluso sugerencias a base de aplicar hasta la saciedad el rodillo de su mayoría corporativa.

Pero no todos los problemas suscitados se circunscriben exclusivamente a las actuaciones de González Durán y sus ediles más afines (guerristas o acostistas están al margen) sobre la problemática puramente municipal o a sus confrontaciones con los grupos de la oposición. Durante el tiempo que llevamos de legislatura hemos observado en este Ejecutivo un distanciamiento preocupante de las posiciones progresistas de antaño, prodigándose en actitudes tan incomprensibles como apostar por proyectos muy costosos para las arcas municipales, generar desconfianza entre el electorado a través de la adjudicación de obras a empresas o técnicos amigos, no hacer esfuerzo alguno para poner fin a las confrontaciones con algunos representantes sindicales o ejercer la descalificación continuada de los representantes de los grupos de la oposición... Pero además, estos comportamientos también han empezado a salpicar a la propia Agrupación Socialista, donde las divisiones internas son evidentes. Un veterano militante se lamentaba de ello y afirmaba que la caza de brujas en la agrupación local es algo bastante cotidiano. “Muchos compañeros tienen miedo de hablar, otros se limitan a acudir sólo a las asambleas para que no les pongan falta y los disconformes con la gestión de la Ejecutiva, que controla férreamente José Pablo, están totalmente marginados. Aquí prima depurar conductas y actitudes que puedan poner en peligro la continuidad de una organización tan cerrada y poderosa, pero a la vez capaz de controlar las estructuras del partido y del Ayuntamiento”.

Y toda esta metamorfosis se ha producido en poco más de dos años. Algunos no dudan en achacarlo a los aires de grandeza que transforman a los políticos cuando tienen la sartén por el mango (es decir: mayoría absoluta)