Toros

Apuntes sueltos con éxitos de Aguilar, Simón y Bernal

La plaza registró una buena asistencia de público (Foto: G. MATAMALA)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La feria de novilladas de Moralzarzal 2007 ha arrojado en general un balance positivo. Sin ser un ciclo redondo, se han visto cosas interesantes. Ninguna novillada ha sido completa del todo, pero han saltado ejemplares de buena nota. El más bravo ha sido un jabonero de Hermanos González Rodríguez al que se le debió de dar al vuelta al ruedo. Junto a él también han embestido novillos sueltos. Un par de utreros de “El Retamar”, otros dos de Ángel Luis Peña y uno más de Torrenueva. Exceptuando la novillada de Peña, que estuvo muy justita de presencia, en líneas generales se han lidiado novilladas bien presentadas. En cuanto a novilleros, destacar a Julián Simón, que cortó dos orejas y rabo, a Javier Bernal, autor de la mejor faena -aunque sin premios por el acero-;, y Javier Cortés. La grata noticia fue la del novillero Mario Aguilar.

Comenzó la feria de Moralzarzal el viernes 21 con una novillada muy seria y astifina con el hierro de “El Zurguen”. El encierro pegó un petardo gordo en el inicio de la feria por deslucido y manso.

Por delante, todo el mérito para la terna que se enfrentó a un corridón de este calado, con independencia del resultado final de cada uno. Fue una corrida de toros con toda la barba, pero que no ofreció un resquicio de posibilidades para triunfar a los tres novilleros.

La única oreja fue para Valentín Mingo tras una labor aseada y que tuvo como firma una estocada efectiva ante un novillo muy serio. También gustó la serenidad y la manera de solventar la papeleta de Juan Jiménez. Un novillero muy nuevo pero que tiene buen concepto y buenas maneras. Lo intentó con el rajado tercero y estuvo solvente con el imposible novillo que cerró la tarde. Estuvo muy desafortunado con el acero, porque de lo contrario hubiera tocado pelo. Carlos Guzmán dio una vuelta al ruedo en el segundo.

Interesante y con un novillo de bandera fue la novillada enviada el sábado por los Hermanos González a Moralzarzal. Un éxito de la ganadería de Collado Villalba en esta feria. El cuarto resultó muy bravo, encastado y con mucho poder y fijeza. Para el novillo hubo una clamorosa petición de vuelta al ruedo en el arrastre, pero el presidente le robo el honor. A un toro bravo hay que premiarle. Este ejemplar, que empujó en el peto, no se cansó de embestir con motor y por abajo a la muleta de Julián Simón. El chaval, que realizó una faena con altibajos, tuvo la generosidad de lucir al novillo y darle distancia. Tras dos tandas más acopladas por la mano derecha de trazo largo, intentó dar unas bernardinas. El enrazado novillo prendió a Simón. Tras un espadazo, el público le concedió los máximos trofeos.

El otro buen animal fue para Javier Herrero, el quinto. Un utrero al que había que llevar enganchado y con el que no siempre acertó el novillero.

Mucho mejor estuvo Herrero con el segundo en una labor muy firme a un novillo que se vino abajo.

La mejor faena del serial
Javier Bernal realizó el domingo la actuación más sólida de toda la feria. Le tocó uno de los dos buenos utreros del festejo y supo aprovecharlo. Bernal hilvanó una faena de gran relieve sobre ambas manos, rematada con soberanos pases de pecho. Fue la faena más redonda de todo el ciclo, pero se entretuvo en marrar con el descabello y los premios se difuminaron. También estuvo muy firme y exprimió al máximo a su parado primero. El puntillero lo levantó y perdió un trofeo. Bernal dejó una actuación muy prometedora y brillante.

Las dos orejas las paseó Eugenio Pérez del cuarto, un ejemplar alegre y repetidor. El novillero le realizó una faena con altibajos, muy eléctrica y sin estar a la altura del novillo. Hubo momentos mejores, pero las prisas y el arrebato fueron las notas predominantes. También cortó un trofeo muy facilón Román Pérez tras una buena estocada.

Novillada desigual de El Retamar
Se lidió una novillada de “El Rematar” muy desigual en todo, tanto presencia como juego. Hubo de todo y los mejores novillos fueron con diferencia cuarto y quinto.

La ganadería de Torrenueva regresaba a una plaza que siempre se le ha dado muy bien. Un indulto y dos vueltas al ruedo acumula la vacada colmenareña en los dos últimos años. Sin embargo, el pasado lunes pinchó en Moralzarzal. El encierro decepcionó. Podemos rescatar al primero de la tarde, que aunó clase y boyantía, y al tercero que tuvo transmisión. Del resto, para olvidar.
“Chechu” se enfrentó a un utrero con muchas posibilidades en la muleta que no supo aprovechar. Pepe Moral tuvo un lote poco propicio. Su primero resultó muy noble pero soso. Se metió pronto entre los pitones con mucha solvencia y el animal se paró. Mal con los aceros.

Su segundo fue un manso que se rajó desde el principio y el novillero trató de sujetarlo con decisión en los medios. Javier Cortés está aún muy nuevo, pero mostró agallas y ganas de ser torero, perdiendo las orejas por la espada. Su primero tuvo la virtud de transmitir mucho. Cortés estuvo firme de plantas y extrajo tandas de mucho mérito sobre ambas manos a pesar de los lógicos errores técnicos. Con la espada, un desastre.

Al cierre de esta edición de El Faro del Guadarrama finalizó el ciclo de Moralzarzal el pasado martes con un encierro de de Ángel Luis Peña que en presentación no tuvo nada que ver con las novilladas lidiadas en días pasados. Tuvo remate pero por delante, pero los utreros lucieron unas defensas muy agradables y romas. Adoleció de falta de raza, aunque hubo dos ejemplares potables: tercero y quinto, noble y con clase. El gran triunfador fue el mexicano Mario Aguilar, que sorprendió, gustó y triunfó cortando dos orejas y abriendo la puerta grande. Tras un quite ajustadísimo por gaoneras sufrió una fea voltereta realizó una faena valiente, arrimándose y evidenciando sentido del temple.Tras un espadazo cortó dos orejas de ley.

Miguel Tendero entendió muy bien a su desrazado primero para basar una faena inteligente y muy ligada aprovechando lo poco que el de Peña tenía. Cortó una oreja. Su segundo fue un novillo con buena clase y con el que Tendero estuvo muy seguro y dispuesto, pero quizá pecó de atacar en exceso al animal. Con todo, tenía las orejas cortadas. Las perdió con el acero.

Juan Carlos Rey dejó momentos buenos con su primero, aunque todavía está muy nuevo y debe de pulir defectos. Apuntó, pero sin redondear. Pudo cortar una oreja.