Opinión

Tomás Gómez quiere que el PSM vuelta a ser alternativa de poder. Los socialistas de la Sierra se sienten preocupados por el futuro de sus agrupaciones

Luces y sombras

Manuel J. Ortega

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El flamante secretario general del Partido Socialista Madrileño, Tomás Gómez Franco, ha sacrificado sus vacaciones de agosto para poner punto y final a la etapa simanquista (los nombramientos de Maru Menéndez y David Lucas como portavoces, respectivamente, del grupo parlamentario socialista y del grupo municipal en el Ayuntamiento de Madrid es una prueba más de ello), y esto le permitirá emprender su andadura como máximo dirigente de los socialistas madrileños hasta el próximo año, en el que se celebrará el Congreso Extraordinario del PSM, donde está previsto elegir tanto al secretario general como a una nueva Ejecutiva. No obstante, importantes dirigentes socialistas postulan ya a Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid en 2011.

Entiendo que para muchos de nuestros lectores Tomás Gómez siga siendo un auténtico desconocido pese a lucir la vitola de ser el alcalde más votado de España en los dos últimos comicios locales celebrados en nuestro país e incluso de su incuestionable elección como secretario general de los socialistas madrileños tras ser refrendado por más del 90 por ciento de los compromisarios. Pero Parla está en el Sur, casi más cerca de Toledo que de la Sierra, y su problemática no tiene nada que ver con la de la zona Noroeste.

Otro estilo, otro talante
Sobre el nuevo responsable del socialismo madrileño les podemos decir que coincide con Rafael Simancas, su antecesor en el cargo, en sólo tres puntos: su condición de hijo de inmigrantes (nació en un pueblecito de Holanda el 27 de marzo de 1968), en su adscripción al guerrismo predominante allá por los años 90 y, obviamente, en su ideología. Sus padres retornaron a España cuando apenas tenía dos años y desde entonces reside en Parla, está casado y es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense de Madrid.

Conocí a Tomás Gómez hace ahora cuatro años, meses antes de presentarse a la reelección a la Alcaldía en los comicios celebrados en 2003. Con él y con su inseparable compañero José María Fraile compartí mesa y mantel en varias ocasiones, además de largas sobremesas en las que me planteó la posibilidad de poner en marcha una emisora de radio municipal en Parla, proyecto que él consideraba viable sólo a través de la presencia de la iniciativa privada . A través de estos contactos me di cuenta que estaba ante un político dialogante e inteligente que conjugaba juventud y experiencia con una sólida formación y, sobre todo, que sabía perfectamente lo que quería. El proyecto se quedó sobre la mesa, pero a mi me permitió conocer a un buen político y mejor gestor que solía decir: “El asfalto y las obras no dan votos. Lo que quita o da votos es no sólo el conjunto de la gestión municipal, sino el talante que tengan los gobiernos, de puertas abiertas o cerradas para con sus conciudadanos. Uno tiene la obligación de llegar al convencimiento de que es alcalde de todos, no solamente de unos cuantos y saber anteponer los intereses de su ciudad a los de cualquiera, incluidos los partidos”.

Las agrupaciones serranas
La elección de Gómez como máximo responsable del socialista madrileño ha generado entre los militantes serranos cierta preocupación. El hecho de que haya confesado que va a seguir compartiendo el cargo de alcalde de Parla con el de secretario general del PSM, lo ven como un motivo más para aumentar el distanciamiento entre las agrupaciones de nuestra comarca y la nueva Ejecutiva regional, integrada mayoritariamente por dirigentes vinculados a los municipios del Sur. La no inclusión de políticos serranos en los órganos de gobierno del socialismo madrileño puede responder al resultado de una mala gestión por parte de quienes hasta ahora habían ocupados algunos de estos puestos o también a la pérdida de credibilidad del Partido Socialista en nuestra comarca, hecho reflejado en los malos resultados electorales que se han venido produciendo en los últimos años. Aún así, resulta sorprendente que a José Pablo González, alcalde de Collado Villalba y miembro tanto de la la última Ejecutiva presidida por Simancas como de la Gestora nombrada tras su cese, no le hayan propuesto cargo alguno. Un conocido dirigente del PSOE madrileño me decía al respecto y en plan jocoso que debíamos comprender que “es difícil ver a dos gallos compartiendo el mismo gallinero”.

Pero al margen de estos pequeños problemas de régimen interno, Tomás Gómez, que decidió iniciar el curso político entrevistándose con la presidenta regional, Esperanza Aguirre, tendrá que afrontar la difícil tarea de intentar devolver a los socialistas madrileños la credibilidad en sus propios dirigentes y devolver al PSM la señas de identidad que ha ido perdiendo para que vuelva a ser una firme alternativa al PP en Madrid. Se dice algunas de sus decisiones ya le han granjeado la enemistad de las distintas familias socialistas y también la de algunos integrantes del Grupo Parlamentario que no han podido disimular su malestar con Gómez al comprobar cómo éste ha cambiado algunos portavoces sin consultarles y, también, por el hecho de convocarles todos los sábados, a las nueve de la mañana, a una reunión de trabajo. Y es que tener que currar en fin de semana...