Toros

Manejable y anovillada corrida de Albarreal en el inicio de la feria

Luis Miguel Encabó triunfó de nuevo en Villalba (Foto: Gonzalo Matamala)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El miércoles comenzó la feria de Villalba 2007. La plaza casi se llenó, aunque también hay que decir que hace unos años se hubiera puesto a reventar un 25 de julio, día del patrón. La corrida fue entretenida. Los toros, con el hierro de Albarreal, en general se dejaron. No fueron un dechado de bravura, pero hubo tres muy potables para los toreros. La pena fue la presentación: algunos anovillados y casi todos con los pitones escacharrados, y los que no, muy romitos. En las corridas de Villalba cuesta mucho ver puntas.

Se concedió un puñado de orejas. El público es el más fácil y cariñoso de toda la Sierra y se mostró entregadísimo toda la tarde, aplaudiendo todo a los toreros, lo bueno y lo malo. El caso es dar orejas, independientemente de los méritos de los toreros. Da igual que la faena sea mejor o peor o que se den bajonazos. Estamos de fiesta y todo vale. A pesar de todo, la presidencia estuvo correcta, porque si se hubiera dejado influenciar aún más por el triunfalismo del público habrían caído más trofeos. Menos mal. Los tres diestros anduvieron a gorrazos. Padilla, Encabo y Ferrera están acostumbrados a la guerra, así que matar una corridita pequeña y de una ganadería más fácil es un caramelo. Juan José Padilla cortó una oreja a cada uno de sus toros por faenas del mismo corte que contaron con el beneplácito del público. Efectismo, pares de banderillas desiguales, oficio y buscar las vueltas a dos toros manejables a los que estoqueó de sendos espadazos. Lo mejor de la tarde corrió de la mano de Luis Miguel Encabo. Villalba es una plaza talismán para él. La temporada del madrileño navega flojita pero aquí Encabo tiene suerte y cuaja algún toro. Este año no iba ser menos y volvió a dar una buena tarde con el mejor lote del encierro de Albarreal. Se perfila una vez más como triunfador del ciclo. En primer lugar sorteó un toro excelente, con fijeza, nobleza y repetición. Encabo le entendió bien en la distancia y cuajó una faena muy buena sobre ambas manos, con pulso, temple y largura. Le faltó mayor ajuste y comprometerse más, pero estuvo a muy buen nivel. Mató bien.

El quinto también fue un toro bueno, pero de menos fondo, ya que al final quiso rajarse. El madrileño le aprovechó muy bien en un inicio de faena soberbio con muletazos muy desmayados y luego en tandas sobre la derecha de buen toreo y mano baja. Mató bien y le concedieron otras dos orejas. Antonio Ferrera pechó con el peor lote y tiró por la línea bullidora. Con su primero, flojo y de cortó viaje, trató de poner arrojo. Fue ovacionado. El sexto fue un animal muy descastado y manso; sin embargo, Ferrera se fue a buscar el calor de las peñas con cuatro pares de banderillas espectaculares pero sin ajuste. El toro no sirvió para nada, pero el público estaba de su parte y tras un golletazo en los blandos le fueron concedidas las dos orejas para salir a hombros junto a Encabo, Padilla y el ganadero, que a última hora también quiso sumarse al éxito a pesar de que la corrida no fuera completa.