Opinión

¿Se puede opinar diferente que lo que imponen las derechas?

(Foto: UNOCHA).
José Luis Úriz Iglesias | Viernes 27 de septiembre de 2024
Se está celebrando la 79 Asamblea de la ONU, teóricamente el sancta sanctorum del mundo y sus reglas de convivencia.

Con un lema muy explícito; “que las naciones se unan en el logro de la paz y la dignidad humana para las generaciones presentes y futuras”.

Precioso eslogan, aunque vacío a la vista de la situación actual, especialmente observando tres focos de conflicto; Gaza-Líbano, Ucrania y Venezuela.

En ellos entran en conflicto, en confrontación ideológica y éticamente hablando, las derechas y las izquierdas, aunque algunos se empeñen en asegurar que esa diferenciación ya resulta arcaica y pasada de moda.

Pero a la hora de enfrentarse al análisis y el debate, a las izquierdas se les exige que previamente se sitúen en las posiciones de sus contrincantes, para evitar así equívocos innecesarios.

En el caso del conflicto provocado por Rusia al invadir un país soberano como Ucrania, debemos asegurar esto añadiendo previamente nuestra condena a ese hecho y a la figura de Putin.

No se admite ambigüedades en ello, pero cuidado con señalar alguna insinuación levemente crítica hacia posiciones presentes o pasadas de Ucrania y sus dirigentes. Ahí te llueven críticas y quedas descalificado para seguir avanzando.

Igual ocurre con Israel-Gaza y ahora Líbano. Antes de comenzar nuestro análisis debemos condenar sin ningún atisbo de duda el ataque que Hamas lanzó el 7 de octubre del pasado año. También dejar claro que son un grupo terrorista.

Librete dios de señalar alguna duda sobre que Israel llevara años machacando a los palestinos de ese lugar o de Cisjordania, o que sea el país que más resoluciones de la propia ONU ha infringido, o que ha reaccionado desproporcionadamente convirtiéndose en genocidas. De víctimas a verdugos. Entonces como se dice coloquialmente te cae “la del pulpo”.

Me rebelo ante esa contradicción, ante esa falta de respeto.

Resulta mucho más evidente cuando se trata de la situación en Venezuela, o el papel allí de nuestro gobierno, o José Luis Rodríguez Zapatero.

No basta con asegurar que se intuye que en las pasadas elecciones ganaran los opositores y exigir transparencia en los resultados, o condenar la represión puesta en marcha por Maduro, incluso señalar que este se ha convertido en un dictador.

Ojo con realizar la mínima crítica a esa oposición o señalar que alguna de sus líderes como María Corina Machado tiene vínculo con la derecha más extrema, o con golpistas del pasado, porque te vuelven a caer chuzos de punta.

Nuevamente se impone la contradicción y la falta de respeto, limitando la libertad de expresión a transitar por la senda marcada por la derecha actual sobre lo que es o no dirección correcta.

Por no señalar que esa derecha social, política o mediática impone que la conversación correcta es sobre ese país de Latinoamérica, ignorando de manera hipócrita y cruel las salvajadas que Israel está cometiendo en ese mismo instante en Gaza o Líbano.

Es cierto que Maduro y su régimen ha asesinado en las revueltas de protesta sobre los resultados electorales a 25 personas y ha encarcelado a 2.000. Es criticable y condenable, pero las derechas que ponen el foco ahí no tienen la vergüenza de situarlo también en los 45.000 asesinados en Gaza, o los cerca de 600 en el Líbano en un solo día.

Contradicción y falta de respeto.

Me rebelo ante ello y considero que esa rebelión dialéctica debería extenderse a toda la sociedad, especialmente a los y las progresistas. No consintamos que nos impongan un posicionamiento concreto sobre estos temas, porque en ellos se puede y debe ser equidistante.

Se puede y debe ser crítico con Rusia y Putin y también ver las infracciones de Ucrania y Zelenski, condenar la barbarie de Hamas ese 7 de octubre e igualmente la de Israel a partir de ese momento, ser crítico con Maduro y su régimen y asegurar que la solución para Venezuela no puede venir de la derecha extrema, o que gracias a nuestro gobierno y a ZP el líder opositor está a salvo y aún se conservan puentes por los que transitar.

No nos rindamos ante su relato y ante la imposición de sus contradicciones y lo que resulta aún más importante exijamos con vehemencia el respeto a opinar diferente de lo que imponen las derechas.

Veremos…

TEMAS RELACIONADOS: