ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Estamos en tiempo de transición. Terminado San Isidro estamos a la espera de que den comienzo las ferias de nuestra comarca. Unas con otras se solaparán hasta finales de octubre. La cosa ha estado más parada que otras ocasiones. Las elecciones de este año han tenido buena culpa. Todo en este 2007 va con más retraso de lo normal. Las ferias de septiembre se están rematando en estas fechas. Ahora las nuevas corporaciones trabajan para decidir la feria taurina de su localidad. Unos optan por la gestión directa, la mejor fórmula para hacer las ferias por derecho, con seriedad y sabiendo de antemano que todo el mundo va a percibir sus honorarios. Otros, sin embargo, utilizan la vía de dar los festejos a un empresario. A algunos les da igual quién sea porque su único objetivo es que les salga lo más barato posible. Así salen las cosas. Pero hay de todo. No hay que olvidar a ayuntamientos que se esfuerzan por conseguir lo mejor. No todo es negativo.
En la Sierra no ha habido demasiados cambios. El más significativo de todos es el de Galapagar, donde ya comentamos en estas mismas páginas que va a dar un giro. En otros municipios también se esperan novedades, pero ya será para el próximo año.
Por lo demás todo va a seguir más o menos igual. En algunos sitios para bien, como Guadarrama, Moralzazal o Los Molinos, donde seguro se van a seguir haciendo las cosas con categoría. Esperemos que en los cuatro años que quedan por delante se mejore aún más, porque aunque el listón esté muy arriba siempre puede haber mejoras.
Hay dos municipios que todavía quedan por descifrar qué pasara en sus ferias: uno es Collado Mediano, en donde ha entrado un nuevo Equipo de Gobierno y andan indagando, y otro es Cercedilla, aunque aquí como siempre se acabará dando la feria a la empresa Zarzalejo.
Queda algún pueblo más pequeño donde también se presumen novedades importantes para bien, pero esto me lo reservo para la próxima semana cuando ya sea una realidad. Hay taurinos que si olfatean enseguida quieren meter las narices para ver de qué forma se lo llevan. Y cuando las cosas están hechas ya no pueden enredar.